Al terminar el año inevitablemente no hacemos una evaluación, no es raro que no quedemos lo conformes que desearíamos con los resultados de la misma, pero es una suerte que así sea ya que tendremos motivos más que suficientes para iniciar otro año con la necesidad de alcanzar esas metas.
Para Culturalia el 2011 fue un año increíble, realizamos nuestra aparición en enero con un tiraje de 100 ejemplares y a esta fecha nos encontramos en todo el país, en más de 180 localidades y unos 250 puntos de distribución. No ha sido fácil, pero hemos tenido apoyos incondicionales, no de tantos como lo esperábamos y sorprendentemente de personas que hoy si son nuestros amigos pero que cuando decimos darle rienda a este emprendimiento apenas nos conocíamos y dejaron todo para que Culturalia se hiciese realidad.
En el camino quedaron cientos de anécdotas, dolores de cabezas y escritos de último momento, también quedaron atrás aquellos amigos que no estuvieron presentes y se desentendieron del proyecto que junto comenzaríamos en el 2010 para concursar en fondos estatales y que al ver que nuestra publicación no sería ese librajo de muchas páginas y colores sino una combativa fotocopia blanco y negro se desentendieron y olvidaron las promesas y propósitos que cumpliríamos con nuestra revista.
De la misma forma que a nuestra familia día a día se suma gente maravillosa, este año perdimos a un componente irreemplazable que dicho sea de paso fue mi madre. Gente como ella que jamás tuvo más que bendiciones y aliento para nuestro proyecto, que trabaja incansablemente porque comparte y quiere llevar a cabo nuestros objetivos son los que componen el equipo de Culturalia.
A Marice, Leonardo, Natalia, Mónica, Cecilia, Nicolás, Pablo, Mauricio, Lorena, Olga a todos nuestros lectores y especialmente a nuestra editora Analía Artigas que me ha tenido la paciencia como para que esto siga adelante, a mi abuela, a mi padre y a mi madre.
Feliz año nuevo para todos, un año de éxitos y victorias de esta eterna e inagotable lucha.