viernes, 16 de marzo de 2012
UN LOBIZÓN AMIGO MÍO
Dedicado a Gerte
Definitivamente esta ya no es la Era de Acuario ni la Era del Vacío ni nada de eso: es la Era del Lobizón. Por doquier alguien manifiesta haber visto uno. Aguardó pacientemente a que un imperfecto sosias -el Chupacabra- gozara su cuarto de hora y por fin encontró su momento de lanzarse al mundo rural en busca de su merecido trono de aullante merodeador.
Suele elegir doñas que moran en apartadas viviendas y su mayor placer es asustar; los indagados no han hablado de daños mayores salvo algunos empujones y un palazo propinado a un irreverente que pretendió eliminar aguas menores a la intemperie de una luna llena (bicho respetuoso de los astros el lobizón).
Se ha sabido también de un lobizón parlante pero que a esa agrega otra peculiaridad: maldice en portuñol. Véase: en ocasión de que la señora asediada por la criatura que merodeaba la casa atraída por las luces (¿algún gen de borboleta tal vez?), se atreve a mirarlo de cerca y apreciar múltiples detalles ( ninguno de los cuales la sedujo) ordena abrir fuego contra el engendro, quien, saltando un alambrado de siete hilos vocifera: "¡Me diste, filha da puta!"
Debo aclarar a los lectores que este último testimonio me fue transmitido por un amigo que suele gustar de la noche, frecuenta señoras solas so pretexto de hacer trabajo social y tiene un aceptable dominio del portugués. Dios me libre de levantar sospechas en su contra pero -por si acaso- los viernes de luna llena no le abro la puerta de casa ni con orden judicial.