miércoles, 7 de marzo de 2012
Qué es un Transgénico?
En vista del aumento exponencial de la “cultura genética” en lo que refiere a la elaboración de nuevos productos alimenticios como los son las novedosas especies de vegetales (frutas, verduras, semillas, etc.) es que consideramos necesarios aportar un poco mas de información sobre los Transgénicos, en este trabajo no se busca establecer una postura a favor o en contra de la utilización de este procedimiento que modifica el ADN de los vegetales y de algunos animales, sino exponer un resumen de algunas investigaciones y estudios académicos sobre el tema con el fin de aportar conocimientos para fortalecer futuros debates y poder construir nuestras conclusiones y quede a conciencia del lector asumir la oposición o apoyo a la utilización de esta nueva tecnología.
Que es un Transgénico?
Un Organismo Genéticamente Modificado es un organismo vivo (vegetal o animal) que ha sido creado de modo artificial en un laboratorio mediante la manipulación de genes, o sea, alterado su naturaleza hereditaria original con la introducción de material genético de otro organismo (Jorge Kaczewer La Amenaza Transgénica 2009).
Se denomina planta transgénica al vegetal que contiene en su estructura original uno o varios genes introducidos de modo artificial mediante una compleja gama de técnicas biotecnológicas denominadas rADN (tecnología del ADN recombinante). Una planta transgénica es pues una planta a la cual se le ha introducido un gen extra (o sea una proporción de ADN que contiene la información necesaria para que se produzca la síntesis de un proteína) proveniente de otro organismo.
El centro de la cuestión es el ADN; la técnica consiste en aislar segmentos de ADN de una bacteria, virus, vegetal o animal (o humano) para introducirlos en el material genético y hereditario de otro organismo con el fin de hacerlo resistente a la acción de un súper herbicida que mata toda maleza que compita con la planta alterada genéticamente, además de crear otras plantas que producen su propio insecticida[1] o la inserción de hormonas de crecimiento en las vacas lecheras[2] .
Los ingenieros biotecnológicos señalan que una vez creado una planta transgénica, los transgenes pueden ser heredados con el resto de los genes de ese vegetal mediante la polinización natural en su entorno agrícola.
Estos OGM (Organismos Genéticamente Modificados) son patentados por las corporaciones trasnacionales que lo fabrican. Se trata pues de la avanzada mas cínica del capitalismo, la propiedad privada de los seres vivos, la pertenencia de los organismos vivos en manos de científicos y empresas que solo buscan obtener la máxima ganancia posible y no el pleno desarrollo humano. Las consecuencias de este gran experimento son inéditas.
No tenemos en absoluto medios para predecir los resultados adversos que puedan suceder. Cuando se entiende que los métodos de la modificación genética implican la utilización del ADN de virus y bacterias está claro que estamos liberando un desastre potencial para toda forma de vida (…) El único camino es la prohibición total de todos los cultivos y alimentos GM y el retiro de todos los productos y cosechas que ya están cultivados.
Geoffrey Clemments[3]
Esta tecnología es promovida por las propias agencias que se supone están protegiendo la salud humana y del entorno. Según mi criterio, el punto decisivo es que nos enfrentamos con la más poderosa tecnología que el mundo haya conocido jamás, y que está siendo desplegada velozmente sin que se piense en absoluto en sus consecuencias.
Suzanne Wuerthele[4]
Cuáles son los orígenes y los fundamentos por los cuales los OGM se lanzan al mercado?
Es importante destacar que la mejora genética clásica no es lo mismo que la transgénia. Existe una clara diferencia entre alteración genética intraespecie o con especie afines utilizada por la agricultura tradicional y la modificación genética entre diferentes especies incluso aquellas que no están en absoluto relacionadas[5] .
Los antiguos agricultores, por infinidad de generaciones, fueron seleccionando genes y efectuando injertos para obtener mejores tamaños, tallos más robustos o incremento de proteínas, pero todo se realizaba dentro de la misma especie[6] .
En 1953 se descubre la dinámica del ADN y se comienza a experimentar con modificaciones entre especie, quebrando las barreras naturales entre las especies y creando organismos nuevos cuyo impacto ecológico son inéditos e irreversibles.
A partir de la Revolución Verde que se llevo a cabo en el Tercer Mundo durante dos décadas (1945/65) las corporaciones agroquímicas estadounidenses impulsaron la siembra directa de maíz en México y el uso indiscriminado de herbicida con el argumento de que este no implicaba riesgos para la salud de los seres vivos ni para el medio ambiente.
Uno de los argumentos principales era que la producción a gran escala de alimentos transgénicos solucionaría el problema del hambre mundial y la desnutrición de la población en los países subdesarrollado[7] (aunque se comenzó a destinar rápidamente este alimento para engordar ganado).
Sin embargo la biotecnología adaptada al agro está diseñada para una agricultura a gran escala y para la exportación, que nada tiene que ver con la alimentación de la población.
Paradojalmente cuanto más alimentos se producen más personas mueren de hambre en el mundo, esto refuerza la idea de que el problemas no está en producir más sino en redistribuir mejor, en democratizar el acceso a los medios de producción de forma sustentable y equilibrada con el ambiente[8] .
Crear “supersemillas” más caras, que no se pueden re-sembrar y que necesitan muchos más insumos y mucho más caros (fertilizantes y agrotóxicos) no es la solución[9] .
La ingeniería genética es justificada a menudo como una tecnología humana, que alimenta a más gente con mas comida. Nada podría estar más alejado de la verdad. Con muy escasas excepciones, toda la cuestión de la ingeniería genética consiste en incrementar las ventas de insumos químicos y productos bioprocesados a agricultores dependientes.
David Ehrenfeld[10]
La ingeniería genética aplicada a la agricultura no comprende ningún valor humano, su gran objetivo tiene que ver con la patente y la obtención de la propiedad privada de todo ser vivo incluso del genoma humano. Con ello se refuerza el control de la alimentación mundial en manos de unas pocas Multinacionales que hacen enormes ganancias a través del sistema de patentes. Esto trae como consecuencia la pérdida de soberanía alimenticia y la absoluta dependencia de los campesinos y agricultores privados de intercambiar y desarrollar libremente las semillas, no pudiendo optar por el alimento que van a cultivar y obligados a comprar cada ano las semillas y el herbicida a la trasnacional.
EL avance de los cultivos transgénicos lleva consigo la destrucción de los bosques primarios, el desplazamiento de campesinos y trabajadores rurales, la sustitución de las producciones locales para el abastecimiento regional y el uso indiscriminado de herbicidas.
Otro de los argumentos tenía que ver con la reducción de la cantidad de agro tóxicos que se usarían.
…el principal beneficiario es el productor agropecuario, pero indirectamente se beneficia la población en general, tanto por las consecuencias sociales y económicas de la actividad en la región, como por el menor impacto ambiental debido a la disminución en el uso de agroquímicos.
Cámara Uruguaya de Semillas[11]
El agro negocio implica la venta de un tecno paquete donde la misma empresa vende la semilla transgénica y el herbicida al que es resistente. En la actualidad las dos semillas principales son el Roundap Ready de Monsanto que tolera el herbicida Roundap (glifosato) y la Libery Link de AgrEvo que tolera su herbicida Liberty (glufosinato).
Lejos de abaratar costos y evitar daños ecológicos, los agro tóxicos exigen enormes insumos de producción que no son compensados por las cosechas o que a mediano plazo esterilizan los suelos.
La Argentina era uno de los mayores productores de alimentos del mundo, particularmente trigo y carne, pero la economía de la soja ha cambiado todo. Cerca de 150.000 pequeños agricultores han dejado el campo. La producción de algunos insumos, incluyendo leche, arroz, maíz, papas y lentejas ha caído fuertemente. Muchos ven la experiencia de la Argentina como una advertencia de lo que puede suceder cuando la producción de un commodity para el mercado mundial toma primacía sobre la seguridad alimentaria. Cuando este commodity se produce en un sistema de monocultivo, con el uso de una tecnología nueva y relativamente inexperimentada provista por compañías multinacionales, la vulnerabilidad del país es total.
Sue Bradford[12]
Las compañías biotecnológicas no son instituciones de caridad y no podrían salvar del hambre a la población del mundo aunque quisiera hacerlo porque el Tercer Mundo no podría solventar su extremadamente cara y potencialmente destructiva tecnología de manipulación genética orientada por motivos de lucro.
Dr. Arpad Pusztai[13]
Qué consecuencias tiene la liberación de OGM al medio ambiente?
El hombre ha aprendido a reforestar campos forestados, incluso es sabido que con el paso de miles de años se puede eliminar la radiación nuclear en un entorno determinado; pero una vez que se altera el orden genético no hay vuelta atrás, sus consecuencias en el medio ambiente y en la salud de los seres vivos son además de incalculables, irreversibles.
La industria de la biodevastación viene creando sin restricciones y sin contralor científico, una serie de formas de vida que son resultado de la manipulación ilimitada de plantas, animales, peces, microorganismos (virus y bacterias) y seres humanos de una manera sin precedentes en la historia.
La ingeniería genética aplicada a la agricultura crea organismos con alteraciones artificiales radicales, modificando el código de la vida, el mapa genético, abriendo las puertas no solo para impactos muy complejos en los organismos manipulados sino también en aquellos que reciban su influjo.
Esto conlleva la amenaza de una crisis ecológica y sanitaria. La polinización descontrolada de OGM a plantas orgánicas acelera el movimiento de genes de una especie a otra, lo que puede inducir a la perdida de la integridad genética, a la perturbación evolutiva y la contaminación irreversible del linaje natural de especies que se han desarrollado a lo largo de millones de anos.
Esta combinación de genes de especies que antes no había estado relacionadas, se van incorporando (a través de los alimentos GM) a la dieta de millones de personas que sin saberlo se convierten en actores de un experimento de alto riesgo.
De esta forma se da, lo que lo científicos llaman, transferencia genética horizontal, donde los genes de resistencia antibiótica pueden saltar intactos desde los alimentos genéticamente diseñados al intestino humano. De esta manera los genes resultantes de la ingeniería genética pueden incorporarse al genoma humano por vía de los intestino; además, estos genes de resistencia a los antibióticos pueden intercambiarse y recombinarse en otras estirpes de gérmenes virulentos causando nuevas enfermedades.
Se trata de la ruptura de las barreras naturales y de los limites biológicos entre las especies; a decir de Jorge Kaczewer, estamos presenciando un experimento global irresponsable que convierte al planeta en un tubo de ensayo y a todos los seres vivos en cobayos de una aventura científica que podría constituir una irreversible calamidad apocalíptica capaz de trastornar la vida tal cual ha existido en nuestro planeta durante millones de anos.
Existen muy pocos estudios científicos acerca del riesgo que supone la liberación de OGM al medio ambiente y a la salud de las personas.
La ingeniería genética asociadas a las grandes corporaciones biotecnológicas y a los grandes medios de comunicación y estrechamente vinculados con los gobiernos dependientes de la plutocracia mundial controlada por los organismos multilaterales de crédito, violan el principio de precaución científica el cual se propone, ante el riesgo que puede ocasionar un producto en el mercado, priorizar el bienestar de la población y el medio ambiente antes que el lucro de las corporaciones.
La no rotulación de alimentos transgénicos en los envases de los productos, impide la debida protección del consumidor, violentando su derecho a saber y a elegir libremente.
A su vez es substancial subrayar que no existe la tecnología adecuada para medir sus peligros potenciales. No obstante, se conoce a través de las limitadas investigaciones, que los alimentos modificados genéticamente no son sustancialmente equivalentes a los alimentos orgánicos (argumento utilizado por anos por las empresas del negocio para lanzar sus productos al mercado sin una exhaustiva investigación previa) por lo tanto no son seguros.
Las precauciones de la bromatología moderna: efectos secundarios a la salud; toxicidad aguda y crónica; inestabilidad de genes implantados y sus riesgos para la salud; alergias como resultados de los organismo GM; resistencia a antibióticos; debilitamiento del sistema inmunológico; efectos acumulativos de los agroquímicos que producen procesos degenerativos en el tejido humano y desequilibrio hormonales por agentes GM y hormonas[14]; no son aplicadas a la industria biotecnológica.
En consecuencia no se ha demostrado que los alimentos transgénicos sean seguros, sino todo lo contrario, las incipientes investigaciones arrojan resultados adversos, con graves temores para la seguridad alimenticia y el futuro de las siguientes generaciones. Por tanto los cultivos transgénicos deben ser enérgicamente rechazados.
Consecuencias biológicas, económicas y sociales producto de la liberación de OGM:
• Aumentan el riesgo de reacciones alérgicas, pueden generar efectos resistentes a los antibióticos y tiene gran probabilidades de generar Cáncer. El ADN transgénico es absorbido por el intestino humano, estos pueden provocar resistencia a antibióticos dificultando el tratamiento de infecciones. Así como puede sobrevivir a la digestión del intestino y saltar al genoma de células de mamíferos, aumenta la posibilidad de la aparición de cáncer.
La proteína Bt incorporada al 25% de todos los cultivos transgénicos del mundo, tiene potente inmunógenos[15] y alérgenos[16] .
La Tecnología de los genes es orientada por una ciencia perversa. Bien puede arruinar nuestros recursos alimentarios, destruir la biodiversidad y desencadenar una pandemia de enfermedades infecciosas resistente a los antibióticos.
Dra Mae-Wan Ho[17]
• Transmisión y dispersión de genes genéticamente modificados a plantas indígenas; a través de lo que se conoce como Polinización, se pueden ver afectada productos orgánicos, amenazando con ello la biodiversidad, la autonomía de los productores de la tierra y la soberanía alimenticia de los pueblos[18] . La industria genética lejos de solucionar el problema del hambre lo agrava, expulsa a los productores del campo, y a los que quedan los esclaviza haciéndolos dependientes tecnológicamente.
• Aumento de la toxicidad, la cual se podría transmitir a lo largo de las cadenas tróficas. Por ejemplo, el maíz MON 863 (así patentado) modificado genéticamente por la compañía Monsanto ha mostrado signos de toxicidad en el riñón y en el hígado según datos de CRIIGEN[19] .
El trueque de genes entre organismos puede producir desconocidos efectos tóxicos y alergias que probablemente afectaran mucho más a los niños.
Dr Vyvyan Howard[20]
Los animales alimentados con nutrientes genéticamente modificados tuvieron hemorragias estomacales, crecimientos de células potencialmente precancerosas, órganos y sistemas inmunológicos dañados, inflamaciones de riñón, problemas en células de la sangre y el hígado, y muertes sin explicación.
Jefrey M. Smith[21]
• Perturbación de los sistemas naturales de control de plagas y creación de nuevas súpermalezas o virus.
Aumenta –como ya subrayamos- la probabilidad de la transferencia horizontal de virus y bacterias que provocan enfermedades epidémicas; de esta forma la ingeniería genética se encuentra asociada a la fabricación planificada de armas biológicas. El gen de la glucoproteina gp 120 del virus HIV-1 del sida incorporado al maíz transgénico es otra bomba de tiempo que puede interferir en el sistema inmunológico y recombinarse con virus y bacterias para generar patógenos nuevos e impredecibles.
En Estados Unidos han aparecido nuevas malezas resistentes a los herbicidas. Los agricultores de la muerte recurren, en el caso del maíz transgénico resistente al glufosinato, a la atrazina, uno de los herbicidas más tóxicos.
• Alteran de forma imprevisible e irreversible el Ecosistema, reduciendo la Biodiversidad clave para el equilibrio ecológico, el desarrollo sustentable y la alimentación mundial de las especies.
• Degradación de los suelos y aumento de agroquímicos tóxicos y cancerígenos. El glufosinato de amonio está asociado con toxicidad neurológica, respiratoria, gastrointestinal y hematológica. Según Javier Souza Casadinho del CETARR[22] pueden generar deforma aguda: hinchazón de los pulmones, dolor gastrointestinal, obnubilación de la conciencia, neumonía, vómitos, irritación de los ojos y de la piel y destrucción de los glóbulos rojos. De forma crónica las consecuencias tienen que ver con danos pulmonares, problemas de fertilidad y anomalías cromosómicas.
Se han detectado además trastornos de numerosas funciones fisiológicas; duplico el aborto espontaneo y los hijos de quienes trabajan con él, presentaron un elevado índice de trastornos de neurocomportamiento. El Roundap provoco disfunciones en la división celular, que podría estar asociado con algún tipo de cáncer en los humanos.
La contaminación con este herbicida es altamente peligrosa para las especies acuáticas como para las bacterias, lombrices y hongos benéficos del suelo yendo en contra de la biodiversidad sustento del equilibrio ecológico mundial[23] .
Hoy los cultivos transgénicos se concentran en siete países industrializadados (Estados Unidos, Canadá, Australia, España, Alemania, Rumania y Bulgaria) y en doce subdesarrollados (Argentina, China, Sudáfrica, México, Indonesia, Brasil, Bolivia, India, Uruguay[24] , Colombia, Honduras y Filipinas).
La soja transgénica con 41,4 millones de hectáreas en 2003 represento el 61% del área transgénica mundial; el maíz con 15,5 millones de hectáreas, el 23%; el algodón con 7,2 millones de hectáreas represento el 11% del total mundial y la colza con 3,6 millones de hectáreas, el 5% del total mundial.
Durante2003, el 55% de los 76 millones de hectáreas de soja cultivadas en el mundo correspondió a la soja transgénica; le seguía el 21% de los 34 millones de hectáreas cultivadas de algodón, el 16% de los 22 millones de hectáreas de trigo cultivadas en el mundo, y el 11% de los 140 millones de hectáreas de maíz cultivadas de la colza en el mundo correspondió al maíz transgénico. Si se suman los cuatro cultivos citados, el 25% de los 272 millones de hectáreas correspondió a los cultivos transgénico. La corporación Monsanto tiene el 80% del mercado de las plantas transgénicas, seguida por Aventis, con el 7%; Singenta (antes Novartis), con el 5%, BASF con el 5% y DuPont con el 3%. Estas empresas también producen el 60% de los plaguicidas y el 23% de las semillas comerciales (Jorge Kaczewer La Amenaza Transgénica 2009).
Probablemente nuestro estilo de vida será transformado mucho más durante las próximas décadas que durante los precedentes mil años… Decenas de miles de nuevas bacterias, virus. Plantas y animales transgénicos podrían ser liberados en los ecosistemas del planeta… Algunos de esos inventos sueltos, no obstante, podrían descalabrar por completo la biosfera del planeta.
Jeremy Rifkin[25]
Mientras que el 90% de los alimentos que circulan en la UE no ostentan etiquetado transgénico; en China, Japón, Australia, Nueva Zelanda se ha impuesto dicho etiquetado.
Hoy en día donde más de 3000 alimentos son lanzados al mercado con alto grado de ingredientes transgénicos o donde en laboratorios militares de naciones en conflictos se va configurando una futura guerra química o bacteriológica, con la creación de gérmenes alterados o inédito, toxinas mutogenas o elementos cancerígenos; existen más de 600 científicos de 72 países de todo el mundo que reclaman una moratoria para la liberación de O.G.M al Medio Ambiente debido a que han comprobado sus riesgos tanto en la salud de las especies como sus efectos irreversibles en el Medio Ambiente. Reclaman además la prohibición de las patentes sobre procesos, organismos, semillas, líneas de células y genes vivos y la realización de una investigación pública exhaustiva sobre el futuro de la agricultura y la seguridad alimentaria.