lunes, 27 de agosto de 2012

UNA VISIÓN DESDE EL POST-DESARROLLO El derecho a no desarrollarse

Cuando pensamos ''alternativas'' para el Uruguay, a pesar de la diversidad posible de respuestas, un elemento sin embargo se impone como denominador común: el Uruguay es un país subdesarrollado que necesita desarrollo. Ambas palabras, sin embargo, no son neutrales. Y su propia enunciación condiciona las posibles ''alternativas'' a definir. Si admitimos que el lenguaje no sólo describe la realidad sino que la crea, la utilización de ciertas palabras y no otras- determina en parte el resultado final de nuestras acciones. Según Steve de Shazer[i] el lenguaje es la realidad por lo que debemos prestar atención a la manera en la que hemos ordenado el mundo en nuestro lenguaje y cómo el lenguaje, que nos precede, ha ordenado nuestro mundo. El desarrollo, la palabra desarrollo, nos precede, nos ha sido de acuerdo con lo que plantea Gustavo Esteva[ii]- ''pro-puesta'' e ''im-puesta'' con todo su caudal de significados, que más allá de los múltiples adjetivos que ha ido adquiriendo a lo largo de más de cuatro décadas de discurso, ha mantenido como esenciales a su concepción originaria y que Esteva, y varios otros autores dentro de la corriente del post-desarrollo definen como ''occidentalización del mundo''. Una característica fundamental del discurso del desarrollo es la negación de la diversidad. Desarrollo sustentable, humano, endógeno, a escala humana, participativo; los adjetivos han ido variando según las tendencias y las modas, según el énfasis de los organismos internacionales de crédito y las agencias de Naciones Unidas, también según cuestionamientos de organizaciones sociales o políticas y hasta de la academia. La esencia del desarrollo, sin embargo, no ha variado, pues se ha mantenido incuestionado uno de los productos que surgen de su discurso: el subdesarrollo. La condición fundamental para plantearse el desarrollo como meta es aceptar la situación de subdesarrollo, es decir, de vivir en un estado de atraso respecto a un modelo necesariamente universal, necesariamente superior. El significado proviene de la biología y se refiere al crecimiento y transformación de un organismo vivo hasta alcanzar su forma natural y completa, siguiendo estados predeterminados, dependiente cada uno del anterior. Esta concepción lineal del desarrollo fue trasladada a la esfera social a fines del siglo XVIII cuando las transformaciones sociales y políticas fueron descriptas como procesos naturales. En el siglo XX, a partir del discurso de asunción del presidente de Estados Unidos Harry Truman en 1949, pasó a adquirir el significado que mantiene hasta el presente: la superación de un estado de atraso para acercarse al modelo representado por el mundo occidental. El subdesarrollo es presentado como el estado en el que vive ''más de la mitad de la población del mundo . Su comida es inadecuada. Son víctimas de la enfermedad. Su vida económica es primitiva y atrasada. Su pobreza es un handicap y una amenaza tanto para ellos como para zonas más prósperas''. Por lo tanto, los otros, es decir los sanos, ricos, industrializados, en posesión del único conocimiento válido -el científico- se abogan el derecho, tal como continúa el discurso de Truman, de ''desarrollarlos'', es decir ''ayudarlos a que realicen sus aspiraciones para una mejor vida a través de su propio esfuerzo, para que produzcan más comida, más ropa, más materiales para vivienda, y más poder mecánico para aliviar sus cargas''.[iii] El hombre y la mujer común se han convertido en homo economicus. El discurso del desarrollo ha mantenido desde entonces varias características: Define y lleva a autopercibirse a más de la mitad de la humanidad como subdesarrollados. Este no es un hecho menor, pues las opciones, alternativas y posibles caminos a emprender para alcanzar una mejor calidad de vida parten de la percepción de sí mismo como de lo que no se es, de lo que no se ha alcanzado, del fracaso.
  El punto anterior está directamente ligado con otra característica fundamental del discurso del desarrollo: la negación de la diversidad. Otras formas de hacer las cosas -de vestirse, de comer, de producir, de intercambiar bienes- no son percibidas y promovidas como manifestaciones de diversidad sino como indicación de incapacidad, de inhabilidad para actuar de acuerdo con el modelo universal y reconocido como válido, es decir el occidental. Las opciones, que supuestamente deberán alcanzarse con el esfuerzo propio, estarán necesariamente ubicadas no en un imaginario propio, anclado en particularidades culturales, ancestrales, de carácter territorial, sino aquellas que tanto desde el punto de vista de su implementación como de las palabras que las definen- se ubican en el imaginario del desarrollo. Ya han sido pensadas, probadas, medidas y standardizadas. Las respuestas, por lo tanto, serán ''paquetes standardizados'' para usar la expresión de Iván Illich.[iv] Otorga legitimidad a la intervención. El discurso del desarrollo es normativo respecto a cómo debe ser el modelo de vida a alcanzar pero también es legitimante de la intervención de actores externos. Tal como argumenta Gilbert Rist, un resultado directo del discurso de Truman es precisamente esta legitimidad, puesto que ''nadie sensible al sufrimiento de otros podría cuestionar la necesidad del desarrollo. El debate se abrió respecto a posibles formas de implementación, pero el carácter transitivo del desarrollo esto es la intervención en los asuntos internos de una nación- no fue cuestionado''[v]. El crecimiento económico como sinónimo de desarrollo. La propuesta original, y que se mantiene a lo largo de las concepciones que han ido surgiendo en todas las décadas del desarrollo, es ''más comida, más ropa, más materiales'', más producción. La respuesta a las múltiples y diversas dificultades de sociedades heterogéneas es siempre económica, orientada a crear dependencia de bienes factibles de ser obtenidos exclusivamente en el mercado. El discurso del desarrollo ha convertido, según Esteva, al hombre y a la mujer común en homo economicus,[vi] viviendo bajo la ilusión de que es posible sustituir actividades significativas que otorgan satisfacción por bienes y servicios standardizados. Según Arturo Escobar la visión económica ha sido sin duda la que mayor influencia negativa ha tenido en el pensamiento del desarrollo dándole una visión economicista no sólo al desarrollo sino a la propia vida.[vii] Existen alternativas. Los ómnibus son alternativos a una multitud de autos, agua limpia es alternativa a cirugías caras, equipos comunitarios de salud son alternativos a médicos y enfermeros, entre otras. Si bien han existido varias definiciones y propuestas respecto al desarrollo, su validez y necesidad nunca había sido cuestionada hasta el surgimiento de la corriente conocida como post-desarrollo. Estos autores argumentan que no se trata de reformularlo, ni de redefinirlo, ni de buscar caminos alternativos para llegar a él. El desafío fundamental es encontrar alternativas al desarrollo, pues estas características esenciales se mantienen con independencia de los enfoques. La profunda crítica al discurso del desarrollo es por lo tanto una de las contribuciones esenciales de esta corriente de pensamiento que comienza a ser debatida internacionalmente a partir de la publicación del libro ''The Development Dictionary. A Guide to Knowledge as Power'' editado por Wolfgang Sachs.[viii] Una crítica recurrente a esta corriente ha sido que no ha superado el nivel de crítica, careciendo de propuestas alternativas.[ix] Al respecto es importante tener en cuenta que el desarrollo, siguiendo el análisis de Arturo Escobar, puede ser entendido como una función de poder con una inmensa productividad que circunscribe naciones de determinada manera, produce órdenes y prioridades, crea y manipula visibilidades (campesino, marginados urbanos, sector informal, etc.), apela a imperfecciones e insuficiencias (falta de capital, falta de instituciones democráticas, falta de valores adecuados) y es por lo tanto normativo, imponiendo condiciones sobre cómo deben los seres humanos interpretar sus condiciones de vida y cuáles deben ser sus aspiraciones. Ello lo hace mediante el trabajo del ''conocimiento del desarrollo'' la profesionalización del desarrollo- y del trabajo de las ''instituciones del desarrollo'' la institucionalización del desarrollo-.[x] A esta lógica, sin duda, el post-desarrollo no ofrece un discurso alternativo, no pretende sustituir un modelo por otro ni generar nuevas normas universalizables. Su intención es la de contribuir a develar la multiplicidad de formas posibles de hacer las cosas. Contribuye con la afirmación categórica de que existen alternativas y alternativas a las alternativas. Y fundamentalmente, la contribución respecto a que éstas existen, se practican, no deben ser inventadas pues lo que necesitan es develarse en su realidad, la que el discurso del desarrollo ha creado activamente como no existente, es decir no valioso, desechable, invisible. No es casual que Gustavo Esteva se presente a sí mismo como ''contador de cuentos itinerante''.[xi] Su intención no es proponer alternativas concretas para ser replicadas universalmente sino compartir historias de vida (de indígenas de Oaxaca, de barrios populares de México). De allí la audiencia podrá elaborar sus propios análisis, exploraciones, búsquedas respecto a formas posibles de hacer las cosas. En el mismo sentido, en un texto escrito en 1971, Ivan Illich planteó que la búsqueda de alternativas se encuentra en cuestionar lo que es obvio a los ojos y las soluciones aceptadas ampliamente, agregando que es más fácil hablar de alternativas que formularlas con precisión. Según Illich, debemos sentirnos satisfechos con ejemplos que indican direcciones para la investigación, y que muchos de ellos ya están dados: los ómnibus son alternativos a una multitud de autos, agua limpia es alternativa a cirugías caras, equipos comunitarios de salud son alternativos a médicos y enfermeros, y otras alternativas pueden ser discutidas por docenas. El desafío que plantea el post-desarrollo es el de cuestionar la monocultura del desarrollo, su visión lineal, atada a una lógica de productividad e inserta indefectiblemente en el mercado. Fuera de esos límites, la realidad es heterogénea, tiene múltiples interpretaciones y ofrece, por tanto, la posibilidad de encontrar múltiples respuestas. (*) Ana Agostino Asistente social, Universidad de la República, y Doctora en Estudios de Desarrollo, Universidad de Sudáfrica.  [i] de Shazer, Steve: ''Words Were Originally Magic'', W.W. Norton & Company, Inc., New York, Londres, 1994, p. 9.  [ii] Esteva, Gustavo: ''Beyond Progress and Development'', Manuscrito, 1993. [iii] Citado por Rist, Gilbert: ''The History of Development. From Western Origins to Global Faith'', Zed Books, Londres y Nueva York, 1997, Appendix I, p. 249. [iv] Illich, Ivan: ''Toward a History of Needs'', Pantheon Books, Nueva York, 1977, pp. 7-15. [v] Rist, Gilbert: Ibid. p. 77. [vi] Esteva, Gustavo: ''Development'', en Sachs, Wolfgang (editor): ''The Development Dictionary. A Guide to Knowledge as Power'', Zed Books, Londres y Nueva Jersey, 1992: p. 18. [vii] Escobar Arturo: ''Power and Visibility: The Invention and Management of Development in the Third World'', University of California, Berkeley, 1987, p. 115. [viii] Sachs, Wolfgang Wolfgang (editor): ''The Development Dictionary. A Guide to Knowledge as Power'', Zed Books, Londres y Nueva Jersey, 1992 [ix] Ver por ejemplo Nederveen Pieterse, Jan: ''My Paradigm or Yours? Alternative Development, Post- Development, Reflexive Development'', en ''Development and Change'', Volume 29, Number 2, Abril 1998, pp. 347-349; Escobar, Arturo: ''Beyond the Search for a Paradigm? post-Development and beyond'', en ''Development'', Volume 43 No. 4, December 2000, p. 12. [x] Escobar, Arturo: Ibid. p. 122. [xi] Serie de charlas presentadas por Gustavo Esteva en 1993 en las Universidades de Bremen y Oldenburg, Alemania. http://www.uruguaypiensa.org.uy/noticia_51_1.html…