viernes, 26 de agosto de 2011

EL PROBLEMA DEL INDIO HISTORIA DE LAS IDEAS EN AMÉRICA LATINA

INTRODUCCIÓN
De alguna manera la elección del tema “El problema del indio”, va de la mano con mis cuestionamientos sobre mi propia identidad, considero una valiosa oportunidad para investigar sobre mis orígenes, ya que tienen, sin dudas, influencia y conexión con mi situación aquí y ahora e incluso el poner en dicha investigación – aunque la misma no sea del todo exhaustiva- el canal por el cual pueden introducirse muchas respuestas que pueden estar presentes o pueden en algún momento atravesarse en mi camino.
Investigación que pesar de que tendrá un corte histórico inevitable, no deja de ser filosófico, ya que el intentar acercarse al ¿quién soy?, ¿de donde vengo?, es intentar levantar dudas e irrumpir en otras, para profundizar así el andar en la vida.
El camino a seguir, será plantear en el desarrollo los problemas que suscitan la cuestión indígena en América a partir del descubrimiento español, analizar las consecuencias generadas a partir del hecho e intentar realizar análisis críticos del problema, que es a su vez indagar o mejor, intentar dar luz a la cuestión del origen del pensamiento latinoamericano y por ende de una filosofía latinoamericana, cuestiones que sin dudas están entrecruzados y han creado debates hasta nuestros días.
“Siglos de siglos y sólo en el presente ocurren hechos; innumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar y todo lo que realmente pasa me pasa a mi…” Jorge Luis Borges -“El jardín de los senderos que se bifurcan”-

DESARROLLO
Cabe iniciar este trabajo realizando un contexto histórico sobre las partes que tomarán partido en el problema a abordar, los conquistadores y los conquistados. Para el desarrollo, tomo como fuente “Historia de la Nación Latinoamericana” de Jorge Abelardo Ramos.
Al finalizar el siglo XV, España termina con el poder de los moros en su territorio con la caída de Granada y se constituye a partir de este hecho el inicio de su unidad nacional, el matrimonio de los reyes de Castilla y Aragón plasma esta unión reuniendo en esta pareja real a reinos hasta entonces separados. En lo económico España se prepara para la modernización y la entrada al capitalismo. Para lograr la unidad nacional que requería este reino luego de ocho siglos de dominación musulmana, se necesitaba un método unificador, los reyes lo encontraron en la unificación religiosa ya que debían enfrentar un universo complejo y diverso compuesto de clases, castas, nacionalidades, religiones y razas.
Constantinopla cae en manos musulmanas y a España se le cerraban las puertas para el comercio con Oriente, por este motivo, buscan un camino hacia el Asia y además por la necesidad de conseguir metales preciosos que exigía el comercio mundial a fines del siglo XV.
Por otro lado, en América, los conquistadores no llegan a una nación ya constituida, sino todo lo contrario, existen sociedades y grupos étnicos que difieren entre sí, están en evidente escala de evolución unas de otras, a decir de Jorge A. Ramos:
“Ni siquiera poseían estas organizaciones precolombinas un mismo nivel cultural: del estadio medio de la barbarie a los estadios inferiores del salvajismo… era un conjunto incoherente de sociedades, tribus y grupos étnicos, alejados entre sí por distancias inmensas, separados por siglos de cultura, antagónicos e incomunicados por centenares de lenguas y dialectos. En el interior de este caos, sin embargo, se dibujaba cierto orden” (Pág. 44).
El orden que se dibujaba estaba plasmado en las sociedades más evolucionadas como la Azteca o la Inca –entre otras-, ya que cuando fueron descubiertas y destruidas evidenciaron su complejidad, sus conocimientos… su orden. Los incas, por ejemplo, cuyo imperio prevaleció durante cuatro siglos, constituían una civilización basada en la propiedad colectiva de la tierra, domesticaron la llama y cultivaron el maíz. Convivían socialmente de manera estratificada, con clases sociales delimitadas. Tanto los incas como los aztecas tenían tras de sí una historia y esto, como sabemos no es asunto para dejar de lado. Lo que también debemos cuestionar, analizar, es que a la hora del descubrimiento, nada importó a la gran mayoría de los recién llegados de los indios, de su forma de vida y mucho menos de su historia y su cultura. Lo que sí les importó fue de su destino inmediato, el ser sometidos a sus intereses, para de esa manera arrebatar sus frutos y sus bienes, todas sus riquezas, que incluyen sus tierras y su fuerza de trabajo, y en este punto es que podemos introducirnos en los problemas que se suscitan y merecen profundización, atendiendo fundamentalmente que se debe justificar la conquista.
Las tesis que se plantean sobre el problema del indio, por lo que he investigado, se podrían delimitar así: origen y naturaleza de los indígenas por un lado y el problema económico y social por otro, aunque están irremediablemente entrelazados.
Incluso debemos tener en cuenta, que luego de la conquista y como consecuencia casi inmediata surge el mestizaje como producto de la fusión de culturas, producto que inevitablemente va a quedar incluido en el problema junto al indio autóctono, ya que los mestizos fueron quienes también padecerán el sometimiento y explotación, colocados como ciudadanos de ‘distinta categoría’, que será también discriminado de los puestos más importantes de la vida política colonial. El mestizo entonces arrastraría los problemas del origen y naturaleza como mezcla de los indios y los europeos, y también el económico y social. No debemos olvidar también que se importó a América mano de obra esclava de origen africano que en sus uniones originarán mulatos y zambos, sumándose a la categorización antes mencionada.
Los conquistadores cuando se vieron en la necesidad de ordenar las sociedades nuevas, empapados de codicia por las riquezas a explotar, se nutrieron de formulismos jurídicos muy bien redactados por los letrados de Castilla y se realizó un discurso que los soldados leían a los nativos previo a someterlos por la fuerza.
Dicho discurso se llamaba “requerimiento” el cual era leído muchas veces sin intérprete.
Retomando las tesis que son parte del problema del indio, con respecto a la cuestión del Origen[1], este problema surge cuando los españoles advierten que el territorio al cual habían arribado no eran las Indias.
Frente al asombro del descubrimiento de un Nuevo Mundo, con vastos territorios a explotar y riquezas a extraer, surgen diversas interrogantes en relación a sus habitantes autóctonos, entre ellas, si éstos habían sido creados por el mismo Dios creador del occidente conocido. Las respuestas fueron varias, no voy a dar el detalle de todas las respuestas, mencionaré algunas como muestra, ya que todas giran en torno a lo mismo.
Una de las respuestas fue la del fraile Francisco de la Cruz que llegó a Méjico en el año 1534, y su fuente fue una experiencia onírica de cuya interpretación deduce que la Iglesia sería destruida por los turcos y se trasladaría a las Indias donde se alojaban pueblos dispuestos a recibir la evangelización y por ello serían descendientes de los israelíes, los mismos, siguiendo a un profeta bíblico serían parte de las diez tribus perdidas del reino de Israel. Esta tesis, se apoyaría además en que los indígenas mejicanos que encontraron, poseían algunas creencias en común, como la de un Diluvio y la de un Éxodo, además algunas tribus tenían la costumbre de la circuncisión.
Como esta respuesta, existieron otras intentando explicar el origen del indígena, conectadas siempre a lo conocido por los españoles, origen israelí, griego, en definitiva sus raíces serían siempre occidentales.
Lo que considero importante a destacar, es que a pesar de ser interrogantes legítimas frente al nuevo ser al que se enfrentan los españoles, las tesis, hipótesis o respuestas que intentan aclarar su origen, no dejan de estar orientadas a justificar la conquista, las mismas están orientadas a un mismo fin, dado por medio de un doble sometimiento de los indígenas, un nuevo régimen espiritual por un lado, basado en el dogma cristiano, reconocimiento de su Dios, de la autoridad papal, de sus cultos, etc, y por otro lado someterlos a un nuevo régimen administrativo, legislativo, normativo ya que vivían en un estado de inferioridad, salvajismo o barbarie, y a su vez como eran parte de su misma raíz tenían el ‘derecho’ de ser civilizados por los conquistadores.
La tesis sobre la naturaleza de los indígenas plantea un debate que se lleva a cabo desde el mismo descubrimiento hasta la Ilustración, que a decir de Ramos:
“…sirve de prólogo, por decir así, al sistema de valores que Europa y Estados Unidos opondrán luego desde su altura imperial al pueblo de América Latina.”(Pág.79)
Analizando esta afirmación, debemos atender lo debatido, ya que si fuera verdadera, sería el inicio de una ética que tiene consecuencias hasta nuestros días, dejando a los latinoamericanos desde ese momento en condición de inferioridad.
Este debate es iniciado por el Padre Bartolomé de las Casas[2] denunciando la ferocidad de los españoles sobre los indígenas desde el primer día del descubrimiento y pone en tela de juicio la naturaleza y los fines últimos de la conquista. Se desata una tormenta doctrinaria que divide el mismo clero ante el problema. Juan Ginés de Sepúlveda sale en defensa de los encomenderos[3] tomando el papel de teórico de los mismos. Sepúlveda utiliza el argumento aristotélico para la legitimación de la conquista, poniéndolo como defensa frente a la verdadera naturaleza de los indios. El estagirita, había sostenido que existían los esclavos por naturaleza:
“Todos aquellos que difieren de los demás tanto como el cuerpo del alma o el animal del hombre (y tienen esta disposición todos aquellos cuyo rendimiento es el uso del cuerpo, y esto es lo mejor que pueden aportar) son esclavos por naturaleza”
(Aristóteles, Política, pág. 8, Madrid, 1951)
De las Casas, se atreve a cuestionar la autoridad del propio Aristóteles, a pesar de ser el sustento teórico de la Iglesia Católica desde muchos siglos atrás, diciendo sobre él que
“era una pagano que se estaba asando en el infierno”
Sepúlveda afirmaba además:
“Los que sobresalen por su prudencia y por su ingenio, pero no por sus fuerzas
corporales, éstos son señores por naturaleza; al contrario, los tardos y torpes de
entendimiento, pero corporalmente robustos para llevar a cabo las tareas necesarias,
éstos son siervos por naturaleza”. (Ob.Cit. J.A.Ramos, Pág. 81, de Antonello Gerbi, La
disputa del Nuevo Mundo, p.64, Ed.F.C.Ec., México, 1960).
El intento de rebatir Las Casas a Sepúlveda y sus tesis aristotélicas, hace que surja una
idea de indígena débil, con necesidad de protección, apocado, servil, de alguna manera
indio.
La colonización sigue su curso y la intensidad inicial de la polémica va decayendo
aunque la misma no es concluida. Surgen a partir de la polémica, leyes que intentan

regular y defender la vida del indio. En la última fase del período colonial, las
condiciones del trabajo indígena mejoran, aunque no desaparecen ni el aspecto servil ni
la explotación.
El debate iniciado entre teólogos con el sustento en los teóricos de la antigüedad es
trasladada en el siglo XVIII a los filósofos de la Ilustración amparados en las Ciencias
Naturales.
“Los teólogos católicos del siglo XVI o los naturalistas escépticos del siglo XVIII, todos
ellos veían en el hijo de América un útil objeto de dominio. Esa gran tradición
intelectual en los países opresores ha dejado hondas huellas”. (Ramos. Pág.84)
Los argumentos a medida que pasan los siglos se van modificando y modernizando pero
en su esencia no son modificados. En el siglo XIX Europa y en el XX Estados Unidos,
continuarán manejando la inferioridad de los latinoamericanos.
Otro cuestionamiento directo frente a los problemas que abordamos, fue el realizado por
el fraile Francisco de Vitoria en el año 1539, el cual no encontró razones válidas para la
conquista y apelaba a “la condición irrefutable de seres racionales de los indios y su
capacidad plena para el ejercicio de los derechos civiles y políticos, llegando a
cuestionar, en razón de ello, los propios títulos de los Reyes al dominio de las Indias”.
(Reyes Abadie, Vázquez Ramos, pág. 42)
A través de los siguientes argumentos, intentó emprender la defensa de los indígenas:
La justificación de la conquista, que en primera instancia estaba dada porque el Papa
había donado a la Corona española el dominio sobre las Indias, frente a este hecho, de
Vitoria, no encontraba validez alguna, ya que el Papa no era el señor del Orbe en lo
temporal y además estaba otorgando un territorio que ya era habitado, por consiguiente
dichos habitantes eran por derecho natural, dueños del lugar y de sus bienes, aunque
estos no fueran fieles a la religión católica.
No existe tal “descubrimiento”, y en base él, dominar ya que los habitantes autóctonos
son propietarios legítimos del territorio que los españoles denominaron Nuevo Mundo.
Arguye también, que la creencia, el acto de creer, no puede ser impuesto bajo ningún
fundamento, incluso el de difundir el evangelio, el creer es un acto libre y por lo tanto
debe ser espontáneo.
Dios no puede haber manifestado su voluntad de favorecer a los españoles para la
conquista y sometimiento de los indígenas, puesto que Dios manifiesta su voluntad
necesariamente por medio de actos sobrenaturales y éstos no se habían dado a conocer.
Además de Vitoria cuestiona la legitimidad del requerimiento, y la manera de ser puesto
en práctica.
El fraile, justificaba la conquista únicamente en conformidad con el derecho natural y
apela a la solidaridad universal, lo que quiere decir, que cualquiera puede circular
libremente por el Nuevo Mundo, de la misma manera que los indios podrían circular por
Europa, ya que la tierra toda es el hogar común de todos los hombres. De aquí se deriva
además que se podría llegar a comerciar con los indígenas de manera pacífica siempre
que existiera un mutuo interés. Evangelizar el Nuevo Mundo, no implicaba, de acuerdo
al mandato del Papa, los Reyes y sus sucesores apoderarse de los territorios, ni hacer la
guerra a sus pobladores para este fin, a menos que, y agotando todas las vías pacíficas,
se les opusieran de manera violenta a la predicación.
De esta manera, vemos como el fraile, por medio de los argumentos expuestos es
defensor de la naturaleza y origen de los indígenas, dejando ver que son los legítimos
poseedores de sus tierras y también que el sometimiento es un equívoco que solo puede

ser justificado para obtener riquezas, fuerza de trabajo en definitiva poderío absoluto
español sobre los autóctonos. No da lugar a las justificaciones ilícitas.
Los jesuitas en América.
Considero de gran importancia hacer un apartado especial para la tarea de los jesuitas en
nuestras tierras, ya que dieron un ejemplo diferente sobre la concepción de la naturaleza
de los indígenas nativos, que además se vio reflejada en la praxis.
La Compañía de Jesús, fundada en 1540 por Ignacio de Loyola, con el fin de salvar el
Papado, la unidad de la Iglesia y el poder espiritual del catolicismo en el orden
temporal, se puso al frente de la Contrarreforma, fundando una orden militar, donde los
integrantes jesuitas son sacerdotes-soldados cuya primera regla es la obediencia total,
con una estricta disciplina y entrega absoluta en cuerpo y alma.
La Reforma se había levantado como la manifestación religiosa de una tendencia
secularizante en el interior de las iglesias nacionales.
La Orden Jesuita se convierte en una fuerza célebre y temible por su organización
secreta, su habilidad política y su falta de escrúpulos para alcanzar sus fines.
Con respecto a la situación del clero en América, el mismo había llegado a su nivel más
bajo, citamos para hacer fiel la afirmación:
“La concupiscencia, el ocio y la simonía eran tan generales que el arzobispo Lobo
Guerrero del Nuevo Reino de Granada pide urgentemente al rey el envío del mayor
número de padres jesuitas que se pudiere”. (Ramos, pág.94)
La acción de los jesuitas en América fue de carácter diferente a la que tenía en Europa.
Descubren en el Nuevo Mundo miles de almas para convertir al catolicismo y la
posibilidad de adquirir el poder espiritual que en el viejo continente comenzaban a
perder.
Despliegan una actividad práctica, la cual hace que obtengan grandes resultados. La
gran fuerza evangelizadora causa desconfianza en las clases dominantes de las colonias
ya que los jesuitas protegen inmediatamente a los indígenas, causando así el odio de los
encomendadores y de los terratenientes.
Luego de cincuenta años de experiencia en Nueva Granada, los jesuitas logran en
Paraguay la forma más evolucionada de convivencia con los autóctonos guaraníes en las
llamadas Misiones.
“Los jesuitas comenzaron por tratarlos como seres humanos, mediante el
encantamiento de la música lograron que los guaraníes se acercaran a ellos” (Ramos,
pág.96)
Lograron sociedades donde los instrumentos de producción, bestias de carga, arados,
entre otros, eran de propiedad pública, obviamente no existía el latifundio.
“La transformación de las costumbres y los hábitos indígenas en una actitud
productiva fue estudiada magistralmente por los jesuitas y estimulada con los más
diversos métodos. Se multiplicaron los oficios y técnicas diversas, las escuelas y los
talleres… Los excedentes eran vendidos por los jesuitas en el mercado iberoamericano
y traducidos dichos recursos en nuevas inversiones productivas” (Ramos, pág.97)
Además los indígenas aprendieron múltiples oficios y diversas artes. Los jesuitas
enseñaban en guaraní, respetaron su lengua nativa. No utilizaron el dinero, su modo de
intercambio fue el trueque.
Para su mejor preservación, no permitían el acceso a los extraños, se mantuvieron
totalmente aislados.

Hasta que la codicia por mano de obra esclava de parte de los “mamelucos” (mestizos
brasileños) comenzaron a incursionar las Misiones en su búsqueda. Este hecho obligó a
los jesuitas a impartir tácticas de defensa militar entre los guaraníes.
Comienza así la destrucción de las Misiones jesuíticas, la política del absolutismo
europeo tenía como meta su propio beneficio económico y lo lograba a partir del
sometimiento de la población nativa de América, por eso la precisaba servil y esclava,
no a la manera de las Misiones.
“Es inaceptable ese laxo determinismo histórico que legitima el aniquilamiento de
millones de hombres para que se inaugure una etapa superior en la vida de la
humanidad” (Ramos, pág. 99).
Fundamento que podemos desprender sólo desde el punto de vista de beneficiar y
sustentar económicamente al Nuevo Mundo. Lo que sí se logró por esta vía es la
consolidación de las oligarquías terratenientes más retrógradas y no fructíferas de
América.
Los jesuitas lograron con las Misiones elevar a la escala de la civilización a más de
200.000 mil guaraníes e impidieron el latifundio. Pero cuando los españoles y
brasileños logran destruir la resistencia misionera, y expulsaron a los jesuitas las
misiones se hundieron, los que triunfan son los encomenderos criollos y los dueños de
los esclavos brasileños, que, de manera sangrienta, esclavizaron a los guaraníes que no
llegaron a matar.
“Sólo como latinoamericanos debemos juzgar los resultados de las Misiones,
independientemente del significado europeo de la Compañía”. (Ramos, pág. 101).
Pasemos ahora a la tercera y última tesis que es la propuesta por Juan Carlos
Mariátegui, enmarcada en una ideología socialista, sostiene que el problema indígena es
un problema económico-social.
En su tesis, no tendrían lugar las tesis anteriormente planteadas en este trabajo, ya que
ocultarían la realidad del problema en cuestión. El problema, tomado como étnico,
moral o religioso, sería considerarlo de manera abstracta, y el problema del indio
necesita de concreción, y ésta se logra tomándolo como un problema social, económico
y político.
Afirma en relación al problema, que:
“La crítica socialista lo descubre y esclarece, porque busca sus causas en la economía
del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad
o pluralidad de raza, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión indígena
arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la
tierra.” (Mariátegui, pág. 35)
Le adjudica al gamonalismo[4], la invalidación de toda ley que pretenda la protección o
defensa de los indígenas.
Los latifundistas, con su autoridad y todo el entorno que crea de poder casi
omnipotente, hace que la ley escrita sea impotente, lo que quiere decir que no se llevará
a cabo en la práctica si violenta la conveniencia de este señor.
Deja de esta manera las bases para abordar el examen del problema desde otro lugar, ya
que no se va a ocupar de la legislación tutelar, por ser impotente, y sí de las
consecuencias del régimen de propiedad agraria.
En su análisis agrega, que en los tiempos de la legislación colonial española, todas las
leyes, ordenanzas, bien elaboradas y redactadas, en definitiva todo lo administrativo, es
en realidad totalmente infructuoso. Más tarde con el advenimiento de las Repúblicas,
sucede lo mismo, es más, en la legislación republicana se acentúa el carácter
individualista y favorece aun más la absorción de las tierras indígenas por el latifundio.
El feudalismo prevalece en su estructura económica en ambas formas jurídicas.
“El gamonal de hoy, como el “encomendero” de ayer, tienen sin embargo muy poco
que temer de la teoría administrativa. Sabe que la práctica es distinta.” (Mariátegui,
pág. 36)
Luego plantea, que suponer el problema del indio como un problema étnico, es en
definitiva un concepto sobre las razas inferiores que sirvió de justificación para que el
occidente se expandiera y conquistara.
Y además considerar el problema como un problema moral, es el ocultamiento de un
orden político liberal que el occidente mismo alienta para la conformación de los
Derechos del Hombre, que no logran detener un ápice el imperialismo.
No existen soluciones bajo fórmulas humanitarias, ni movimientos filantrópicos.
La solución que plantea el autor, es una solución social donde los realizadores sean los
propios involucrados, los indígenas. Los indígenas deben reunirse, vincularse de forma
nacional, no regional, para plantear soluciones de manera organizada y orgánica para
así poder decidir su rumbo histórico. Para esto deben contar con el apoyo real de cada
nación.
Problema de la filosofía latinoamericana.
Para poder abordar este problema, el cual es posible formular desde la pregunta:
¿Hay una filosofía latinoamericana?; considero que es necesario unirlo a lo que se
puede extraer del análisis histórico previo con nuestra realidad actual, sin perder de
vista los propósitos establecidos para el trabajo, que tienen que ver con las interrogantes
iniciales, por ende con la identidad como latinoamericanos. Si somos seres humanos,
con todo lo que ello implica, razón, sentimientos, relaciones con otros, hacemos
inevitablemente filosofía, ahora, es preciso darle el sentido necesario a qué hacemos,
cuando hacemos filosofía.
Para este tema, me pareció adecuado e interesante, seguir el análisis que Frondizi
realiza en un artículo sobre el problema. En el artículo, inicia la cuestión planteando la
ambigüedad que encierra el término “filosofía”, aludiendo sobre el mismo que es
multívoco, no es definible de manera concreta, da siempre lugar a debates.
Para la posible distinción del término y que pueda ser sustento del propósito buscado,
citamos:
“Distingamos, en primer término, entre filosofía y Weltanschauung. La
Weltanschauung es la filosofía espontánea, ingenua, en oposición a la filosofía crítica,
fundada y que es el resultado de un acto de madura y consciente reflexión” (Frondizi,
pág. 212)

Entonces siguiendo esta delimitación, dejando de lado lo espontáneo e ingenuo, lo que
se va a analizar es si en Latinoamérica[5] se ha hecho filosofía motivada por intereses
filosóficos o lo contrario. Dentro del análisis se devela que en realidad la filosofía
producida en nuestro continente no fue motivada por preocupaciones puramente
filosóficas, sino por otros motivos, que tienen íntima relación con actividades y
preocupaciones políticas, literarias y docentes. Dentro de ellas, existe un contenido
filosófico, pero como resultado de su preocupación central, el político, literario o
docente, lo que no quiere decir que no sean válidos. La filosofía en las producciones
mencionadas no tiene competencia propia, no se encuentra su rigurosidad específica.
“Lejos de nuestro ánimo el intento de reservar el término filosofía para una actividad
estrecha y alejada de toda preocupación vital, o negarle tal carácter a la faena
problemática y de búsqueda…Será filosófica aquella meditación que por su tema, su
alcance y su sentido se mueva dentro de lo que se entiende por filosofía… cuando se
medite en función de lo filosófico y no se ponga tal actividad al servicio de intereses y
preocupaciones políticas, literarias, etc.” (Frondizi, pág. 214)
Luego de aclarar el sentido, se buscará la existencia de una filosofía propia, para ello es
necesario investigar sobre lo producido objetivamente, es decir, sobre lo escrito, ya sea
a modo de libros, ensayos, artículos o notas y renunciando a los que tengan carácter
literario, político, traducciones, comentarios o críticas, lo que sí deben poseer es
originalidad, creatividad.
Dentro de los parámetros establecidos no se han encontrado muchas publicaciones con
el sentido requerido, vale decir, con una meditación en función de lo filosófico dotado
de creatividad y originalidad; no por esto se debe ser pesimista en vistas a un futuro.
Para poder visualizar el desarrollo de la filosofía latinoamericana hasta lo hecho (este
artículo se realizó en la década de los cuarenta), se analiza el proceso histórico
comenzando con la conquista, el cual muestra que lo realmente autóctono es una fusión
de lo poco que quedó de los indígenas y lo mucho de lo europeo.
Finalmente, lo que Frondizi señala es que se ha caído en un error al pretender
caracterizar una filosofía propia –latinoamericana- de manera anticipada. De esta
manera lo único que hemos logrado es cercarla, otorgándole direcciones estáticas, temas
concretos y por consiguiente centrándonos en lo latinoamericano olvidando lo
filosófico. No puede surgir un pensamiento filosófico por sólo proponérselo.
“Ninguna filosofía surgió como resultado de un deliberado propósito de realizarla”
(Frondizi, pág. 222)
Es entonces este fin impuesto el impedimento esencial para la consecución de una
filosofía latinoamericana; si surge una filosofía nuestra, será porque no se propone
como tal, será haciendo filosofía original y creadora que estará en consecuencia
embebida de nuestros rasgos propios.
Lo que se propone como solución, sería ocuparse de lo rigurosamente filosófico, sin
más, para lo que nos identifica surja por añadidura.
Esto no quiere decir que no se hayan tratado temas filosóficos; porque el punto es que
“la vida es la que constituye la realidad que estudia la filosofía”, la filosofía no está
aislada de la realidad, pero no debe darse por anticipada, al servicio de intereses vitales
inmediatos.
El debate es si hoy, como latinoamericanos haremos filosofía en tanto no nos
anticipemos a los que somos, hagamos filosofía y emergerá lo que nos identifica como
latinoamericanos, de esta forma lo que surja, dará cuenta de nuestro origen, de nuestra
naturaleza, de nuestra situación social y económica inevitablemente.
Un análisis posterior del problema sobre la filosofía latinoamericana, es el que realiza
Leopoldo Zea en el año 1968, quizás hasta parezca opuesto al análisis de Frondizi, pero,
según mi interpretación, lo más interesante es que ambos llegan a la misma posibilidad,
mediada por caminos diferentes, planteando que se puede lograr una filosofía
latinoamericana, propia.
Zea, en su libro “La filosofía americana como filosofía sin más”, responde a la
afirmación realizada por Salazar Bondy, que expresa que en tanto seamos
dependientes económica y socialmente, los latinoamericanos no tendremos nuestra
propia filosofía dotada de originalidad y autenticidad, somos simplemente imitativos, ya
que como seres alienados, emerge en nosotros solamente pensamiento alienado. La
respuesta frente a esto, por parte de Zea es: “Nuestro filosofar en América empieza así
con una polémica sobre la esencia de lo humano y la relación que pudiera tener esta
esencia con los raros habitantes del continente descubierto, conquistado y colonizado”
(Zea, pág. 13)
Uno de los argumentos centrales para la solución del problema, es en qué medida los
instrumentos que median al hombre con el mundo, con el universo, los que en definitiva
son los encargados de hacer al hombre: hombre por un lado, y por otro lado hacedor de
filosofía. Estos instrumentos son el Verbo, Logos, Palabra… los hombres somos
habitantes del mundo por poseer estos instrumentos, y nos dan el derecho pleno de
hacer filosofía.
“Verbo” que es la forma de creación humana, y, a través de él nos humanizamos;
“Logos” que es el ordenador del caos, nos sitúa y distingue de otros entes.
Esto lo demuestra claramente la historia de la filosofía, que es la historia del
pensamiento humano y además el preguntar, y repreguntarnos, como parte del quehacer
filosófico, en esa historia, nadie se cuestionaba si tenía o no derecho al Verbo, Logos o
Palabra. En pleno siglo XX, nos cuestionamos si tenemos derecho al Verbo o no…
ningún filósofo griego, medieval, francés o alemán se le ocurrió preguntarse por la
existencia de su filosofía, lo que hicieron fue hacerla sin más, simplemente filosofaron.
El problema surge en la modernidad, desde la Europa que nos impone la manera de
preguntarnos, que nos hace cuestionar si somos hombres o no.
“La Europa que consideró que su destino, el destino de sus hombres era hacer de su
humanismo el arquetipo a alcanzar por todo ente que se le pudiese asemejar; esta
Europa, lo mismo la cristiana que la moderna, al trascender los linderos de su
geografía y tropezar con otros entes que parecían ser hombres, exigió a éstos que
justificasen su supuesta humanidad”. (Zea, pág. 13)
Y es por esto que la disputa inicial entre Las Casas y Sepúlveda es el inicio de nuestra
propia filosofía, la naturaleza del indio, el indio es humano, es hombre entre hombres.
Las argumentaciones sobre la pretendida humanidad, no solo de los indígenas, sino de
las posteriores razas mezcladas son las que inician y continúan nuestro extraño filosofar.
Había que encajar en el arquetipo europeo, para ser hombres, y así poder además hacer
filosofía. Y la consecuencia del encajarse en el arquetipo europeo, es la amputación, la
negación de sí mismo,… “una acción a la que nunca se vio sometido el hombre
arquetipo, aunque la historia de este hombre haya sido el resultado de múltiples
encuentros de culturas y civilizaciones, de innegables mestizajes”. (Zea, pág. 20)
La diferencia es que el hombre arquetipo nunca fue enjuiciado, ni tuvo que enfrentarse a
otra conciencia que no fuera la suya. En cambio el latinoamericano, ante la pretensión
de justificarse de ser como su arquetipo, se somete inevitablemente, de alguna manera
se quita lo que le es propio, y sin asimilar, toma lo extraño.
Para el autor, continuamos aún tras el arquetipo, y por eso no hemos podido ser nosotros
mismos.
Breve reflexión personal.
El ser humano en sus ansias de poder, de riqueza, de territorio, de supremacía cultural y
religiosa, no se pregunta por el otro, tampoco le da un lugar, un espacio, menos un
tiempo, por eso se destruyó… destruye.
Hoy, frente a la pregunta por la filosofía latinoamericana y sus posibles, lo que debemos
responder es no discriminemos que es discriminarnos, como seres humanos.
Es importante en nosotros la memoria, porque nos identifica, nos hace reconocernos,
nos valoramos, comprendemos el presente y posibilitamos el futuro.
Para finalizar el trabajo, dejo esta hermosa reflexión, que no es mía pero comparto
intensamente.
Debemos… “poder comprender profundamente que la construcción de la identidad
separada es la fuente de toda la patología humana, y que todas las formas de relación y
sociedad que se basan en ella, son el fundamento del desastre y la violencia en la
Humanidad.” Hijo del Trueno-Custodio del Fuego Sagrado en Uruguay.
Canción Sagrada Guaraní:
El que busca encuentra. Por eso no dejes de buscar hasta encontrar. Y
cuando encuentres quedarás encantado por la vida. Y encantado por la vida
te maravillarás con la muerte. Y maravillado con la muerte explotarás de
alegría, y tendrás la perfecta ciencia del Universo y su danza por el Mundo.
[1] Para el abordaje del problema sobre el origen de los indígenas, tomaré como fuente histórica la
”Crónica General del Uruguay” de Reyes Abadie y A. Vázquez Romero.
[2] En mi búsqueda para la realización del trabajo, me encuentro con esta descripción de
Bartolomé de Las Casas realizada por José Martí la cual me parece tan adecuada para dar cuenta de su
persona que la transcribo: “Cuatro siglos es mucho, son cuatrocientos años. Cuatrocientos años hace que
vivió el Padre las Casas, y parece que está vivo todavía, porque fue bueno. No se puede ver un lirio sin
pensar en el Padre de las Casas, porque con la bondad se le fue poniendo de lirio el color, y dicen que
era hermoso verlo escribir con su túnica blanca, sentado en su sillón de tachuelas, peleando con la
pluma de ave porque no escribía de prisa. Y otras veces se levantaba del sillón, como si le quemase: se
apretaba las sienes con las dos manos, andaba a pasos grandes por la celda, y parecía como si tuviera
un gran dolor. Era que estaba escribiendo, en su libro famoso de la “Destrucción de las Indias”, los
horrores que vio en las Américas cuando vino de España la gente a la conquista. Se le encendían los
ojos, y se volvía a sentar, de codos en la mesa, con la cara llena de lágrimas. Así pasó la vida,
defendiendo a los indios”. J. Martí, pág. 193.
[3]Régimen de encomiendas: “consiste en otorgar a un poblador cristiano la custodia de uno o más
indígenas para que atendieran su evangelización, aprendizaje de la lengua castellana y usos y costumbres
de la época, proporcionándoles vivienda, alimentación y vestido y adecuado jornal, a cambio de su
trabajo, vino a transformarse en una forma de servilismo inhumano dando origen a una escandalosa
explotación” (Reyes Abadeie, Vázquez Romero, pág. 37)
[4] Este término no designa sólo una categoría social y económica: la de los latifundistas, designa
todo un fenómeno, que comprende una gran jerarquía de funcionarios intermediarios, agentes, etc.
[5] El artículo de Frondizi hace referencia a Iberoamérica, en su lugar voy a utilizar
Latinoamérica.

lunes, 15 de agosto de 2011

Culturalia Agosto, Nº8, 2011



Anonymous
Redacción
«Anonymous es la primera super-conciencia basada en Internet. Anonymous es un grupo, en el sentido de que una bandada de aves es un grupo. ¿Por qué sabes que son un grupo? Porque viajan en la misma dirección. En un momento dado, más aves podrían unirse, irse o cambiar completamente de rumbo».
Relación Saber-Poder:
La Confianza en el Conocimiento Científico y la Publicidad

por Ana Belo.
La historia del Hombre ha estado marcada por una constante búsqueda de distintas maneras de relacionarse y comprender el mundo que lo rodea.
A Guevara
por Nicolás Cardozo
No se si fue un héroe,
no se si fue un asesino,
sólo se que dejó su vida,

Educación Popular, brotes nuevos en un desierto.
La importancia de la educación, para el desarrollo de la cultura social.
II Parte
por Mario Alonso
El problema recae sobre el punto de partida del origen de los dos agentes que intervienen en la educación popular, por un lado la educación sistematizada (formal o intelectual) representada por el educador.
Bansky El inicio de una nueva corriente.
Redacción
Hemos elegido a este artista en primer lugar porque no sabemos si realmente existe ya que él no sé considera un artista sino una idea. Su anonimato genera una ruptura con el concepto contemporáneo en el cual prevalece el valor de la autoría sobre el valor del trabajo realizado.
Mi tiempo I
por Nicolás Cardozo
Cómo es posible,
tanta gente,
y tan solos todos,
tan unos,
tan a la deriva,
siendo y haciendo por uno,
desde uno,
para uno,

EL PROBLEMA DEL INDIO HISTORIA DE LAS IDEAS EN AMÉRICA LATINA
por Gabriela Marín

De alguna manera la elección del tema “El problema del indio”, va de la mano con mis
cuestionamientos sobre mi propia identidad, considero una valiosa oportunidad para
investigar sobre mis orígenes, ya que tienen, sin dudas, influencia y conexión con mi
situación aquí y ahora e incluso el poner en dicha investigación...

Continúan proyecciones y debates sobre Baja de la imputabilidad en Espacio Audiovisual‏
El próximo jueves 18 de agosto de 2011 a la hora 19:00 se realizará un nuevo cine-foro en el Espacio Audiovisual Cogestionado ubicado en el subsuelo de la Casa INJU (18 de julio 1865), con la proyección de “La dinginidad de los in-visibles”.

jueves, 11 de agosto de 2011

Banksy El inicio de una nueva corriente.


Hemos elegido a este artista en primer lugar porque no sabemos si realmente existe ya que él no se considera un artista sino una idea. Su anonimato genera una ruptura con el concepto contemporáneo en el cual prevalece el valor de la autoría sobre el valor del trabajo realizado.
Sus trabajos mayoritariamente son intervenciones o instalaciones de carácter performático donde su fin estético es menos importante que el mensaje que quiere transmitir. Para que su objetivo sea cumplido utiliza el escenario público como lienzo lo que le garantiza llegar a un mayor número de espectadores sin restricciones institucionales de ningún tipo y que su trabajo pueda ser tomado por otros para ser reproducido y continuar con su propósito. Esto diluye más aún el rol del artista ya que la obra puede ser realizada por cualquiera y nunca dejará de ser obra. Esto fortalece el concepto de arte como herramienta social “educativa” por encima del ejecutor.
La técnica utilizada puede rastrearse hasta los orígenes del arte rupestre y si bien esta técnica ha evolucionado, Bansksy retoma el compromiso del arte prehistórico de ser una herramienta de comunicación con la sociedad transmitiendo ideas y revelando verdades por medio de la manifestación artística. Pese a ello Banksy acusa de forma cómica a Blek le Rat de ser quien provocó su incursión en el arte.
Este artista no solo plantea recuperar un olvidado posicionamiento y funcionalidad del arte y de su ejecutor sino que elabora una antítesis al crear un artista opuesto a sus creencias como lo es Wash Brain.

viernes, 5 de agosto de 2011

A Guevara



No se si fue un héroe,
no se si fue un asesino,
sólo se que dejó su vida,
si,
su vida,
para pelear por lo que el creía mejor,
para un mundo diferente.
¿Yo lo hago; lo haría?
¿Tú lo harías?

Hay veces en las que tenemos que estar claros de conciencia de las pequeñas grandes renuncias a las que tenemos que estar dispuestos quienes consideramos necesarias algunas transformaciones en este mundo nuestro. Saber que las revoluciones no necesariamente son por las armas, las revoluciones, las peleas por lo que consideramos mejor para un mundo diferente se pueden iniciar también desde el pensar, desde un aula de clases, desde nosotros mismos. Debemos estar claros que esto requiere solo compromiso y poder sentir con el otro y desde el otro; saber que la injusticia no me es ajena por el sólo hecho de que no me afecte a mí directamente. Ahora también es dable pensar que en estos tiempos que corren, compromiso significa también menos horas de desempeño laboral y por ende menos poder adquisitivo, peligrosa ecuación, de sin igual poder de absorción de fuerza humana. Si, hay veces en las que tenemos que estar claros de conciencia.

Por Nicoás Cardozo

miércoles, 3 de agosto de 2011

Mi tiempo I


Cómo es posible,
tanta gente,
y tan solos todos,
tan unos,
tan a la deriva,
siendo y haciendo por uno,
desde uno,
para uno,
¿por qué?
mi yo no existiría,
se disiparía,
si no existiesen mis no yo,
y sin embargo los ahogamos
los alejamos de la posibilidad del yo,
no nos damos cuenta que matándolos
alejándolos,
matamos también el yo;
nos condenamos a ser nada.


Vivo en un tiempo en el que hemos cometido el asesinato del yo, somos yoicidas, nos hemos privado de lo más único que poseíamos, lo hemos sacrificado en los altares del Dios muerte que gobierna mi tiempo y que exige de nosotros mínima conciencia y máximo rendimiento. Y en el concilio donde se sacralizó la renuncia a nuestras luchas firmamos el pacto de unión con la exterioridad, pacto en el que prometemos subordinación al consumo y al desvínculo.

Le hemos apostado todas nuestras fichas a lo rápido a lo sencillo a la apariencia y nos privamos y renunciamos a tantas cosas, entre ellas, de encontrar en el no yo de un otro, enteramente diferente de mi, esa luz que es guía en la búsqueda de la comprensión; de la mutua transformación y construcción de uno mismo, luz que incentiva la lucha por lo que se cree mejor para todos y no para uno mismo y unos pocos. Creo que si, que la apuesta ya está hecha y creo de antemano que la jugada es mala, que nos condena, te condena, me condena, a buscarnos siempre por fuera, siempre de lejos; a no acercarnos, a no vernos, a ser islotes que únicamente se ven las costas y nunca el centro. Nos condena: a no hablar; a no buscar, a morir de muerte yoica, a cosificarnos a ser nadas, ningunos, la más absurda, enfermante y peligrosa nada; nada consumista, destructora y asesina. A eso nos estamos condenando o nos hemos condenado, a eso, tristemente a nada más que a eso. Al mundo le ha nacido hace algún tiempo, por que así lo quisieron unos pocos, el hombre nada.

Nicolás Cardozo

martes, 2 de agosto de 2011

Continúan proyecciones y debates sobre Baja de la imputabilidad en Espacio Audiovisual Cogestionado.



El próximo jueves 18 de agosto de 2011 a la hora 19:00 se realizará un nuevo cine-foro en el Espacio Audiovisual Cogestionado ubicado en el subsuelo de la Casa INJU (18 de julio 1865), con la proyección de “La dinginidad de los in-visibles”.
El Espacio Audiovisual Cogestionado es una iniciativa conjunta de el Instituto Nacional de la Juventud, Extensión Universitaria de la Universidad de la República y los colectivos Árbol TV Participativa, La Voz FM, Contrafuegos y Creá.
El audiovisual que se proyectará este jueves 18 de agosto cuestiona las categorías sociales que se manejan y naturalizan desde los medios de comunicación sobre algunas zonas de Montevideo.
En el debate estarán la realizadora del audiovisual Lorena González, integrantes del colectivo “Contra la pared otra vez” y el Dr. Javier Palummo, de la Fundación Justicia y Derecho.
En los próximos meses, las actividades del Espacio Audiovisual Cogestionado abordará temáticas como Memorias y Derechos Humanos (setiembre) y Jóvenes y Culturas Populares (octubre).


Por más información:

Casa INJU

cijinju@mides.gub.uy

08004658

Extensión Universitaria

cultura@extension.edu.uy

24032147

lunes, 1 de agosto de 2011

Relación Saber-Poder: La Confianza en el Conocimiento Científico y la Publicidad

por Ana Belo

La historia del Hombre ha estado marcada por una constante búsqueda de distintas maneras de relacionarse y comprender el mundo que lo rodea.
Esta búsqueda incluye un recorrido por la mitología-religión, la filosofía y la ciencia. No es tan simple marcar donde finaliza una y comienza otra etapa: si bien cada una ha predominado en alguna época (la filosofía en la Antigüedad, la religión en la Edad Media, por ejemplo) todas se encuentran presentes en cualquier momento de la historia, ya sea para negar o afirmar su capacidad de explicar los diversos fenómenos que acaecen en el mundo.
Desde el pasaje del mito al logos, hazaña atribuida a Tales de Mileto (S. VI a.C.), el hombre no se ha conformado con una única forma de explicar el mundo. Así es que religión, filosofía y ciencia han sabido convivir en la vida de los hombres, y han sido utilizadas, según la conveniencia de éstos o la capacidad de sugestión de aquellas, en uno u otro momento de la historia, no solo de la humanidad en conjunto, sino también en la historia de la vida de cada individuo. Incluso debemos tener en cuenta que, en uno u otro sentido, religión, filosofía y ciencia se han influenciado mutuamente. Este hecho es tal vez más fácilmente visible en la relación filosofía-religión (muchos sistemas filosóficos se basan o terminan en la figura de Dios –Descartes, Leibniz, entre muchos otros-; por otro lado, la relación entre fe y razón fue uno de los problemas más trascendentes de la Edad Media –Agustín de Hipona, Santo Tomás, también entre otros-), o en la relación ciencia-filosofía (la epistemología y la filosofía de la ciencia son consideradas como disciplinas filosóficas, por ejemplo, sin contar a un número importante de autores, considerados filósofos, que han realizado aportes de enorme trascendencia para la ciencia) más que en la relación religión-ciencia. Pero ésta última se patentiza en la palabras del físico alemán Albert Einstein (1879-1955), figura importantísima para la ciencia del siglo XX cuando plantea “...que la religiosidad cósmica es el resorte más fuerte y más noble de la investigación científica” , entendiendo como “religiosidad cósmica” (haciendo referencia al “sentimiento religioso cósmico”) un sentimiento que impregna al hombre de ciencia, y que constituye el tercer grado de la vida religiosa (los dos primeros son la religión-temor y la religión-moral) .

Siguiendo con el planteo que realizamos al principio (acerca de las distintas formas de relacionarse el hombre con el mundo) nos detendremos en esta oportunidad solo en cómo el hombre ve en el conocimiento científico una forma óptima de explicar los fenómenos.
No sería serio plantear que ésta confianza en las ciencias es infundada. A lo largo de la historia (y muy notoriamente a lo largo de los últimos dos siglos) el conocimiento científico ha sido puesto en una posición de prestigio en la sociedad debido a su larga lista de logros, de los cuáles la manipulación de los recursos naturales, la cura a innumerables enfermedades, la creación de tecnología, los descubrimientos en genética, todo a favor de mejorar la calidad de vida de la humanidad , son sólo una pequeña muestra.
Una definición primaria (e ingenua) del conocimiento científico definido “...como racional, metódico, objetivo, verificable y sistemático, que se formula en leyes y teorías, y es comunicable y abierto a la crítica y a la eliminación de errores” (desde una perspectiva clásica de la ciencia), que implica creer que el mismo es un conocimiento fiable, librado de supersticiones e intereses, “actual”, nos invitaría a creer, no solo que podemos confiar en sus resultados, sino que es la única clase de conocimiento de la que podemos fiarnos: “...los expertos científicos merecen crédito. Saben mucho y lo saben bien... Debemos, pues, confiar en ellos y, llegado el caso, someternos a sus decisiones. ¿No es lógico obedecer a los que detentan el conocimiento justo?” . Estas palabras de Thuillier, comparando la ciencia con el arte, la religión y la filosofía, no resultan sorprendentes si podemos creer que el conocimiento científico tiene tan alto grado de perfección.
Si bien una definición tal del conocimiento científico es bastante obsoleta, y se ha teorizado mucho en torno a la naturaleza del mismo, con el fin de lograr definiciones más realistas y menos idealizadas (sin detenernos aquí en la aparición de distintas corrientes que ostentan estas nuevas definiciones), parecería ser que en la actualidad muchas personas poseen aún, a pesar de estos importantes intentos, una confianza, podríamos decir, ciega en las ciencias y sus resultados.
Una muestra indiscutible de esto es lo que ocurre con la Publicidad.
La publicidad, como fenómeno propio de la sociedad capitalista, tiene sus orígenes en la época de la Revolución Industrial del siglo XIX. Las características de la publicidad de aquel entonces seguro guardan muy poca similitud con las de éste fenómeno en la actualidad; pero su cometido ha sido siempre el mismo: persuadir a las personas, para generar una conducta. En la actualidad, la publicidad es una herramienta de suma importancia para la actividad comercial; existen especialistas en el “arte” de la publicidad que estudian qué es lo que busca el público, cuál es la mejor manera de presentarle eso que busca, y cuáles son los resultados que han de esperarse de este encuentro entre lo que las personas desean (aunque muchas veces no saben que lo desean) y lo que se les brinda .
Los medios masivos de comunicación, la televisión en primer lugar desde mediados del siglo pasado, son en la actualidad la forma más difundida de establecer y mantener estereotipos (que no siempre podemos afirmar que son los “socialmente admitidos”. La publicidad crea necesidades y hábitos que en varios sentidos van en detrimento de “lo social” ) Es por esto que importa la discusión sobre la relevancia que el público le da a la publicidad: porque la misma se ha propagado de forma vertiginosa, porque impone modelos de conducta y hábitos, porque tiene un enorme poder de persuasión y porque no es fácil distinguir en ellas la verdad de la apariencia.
Y por esto es tan importante el uso de la ciencia en los avisos publicitarios: se utiliza la confianza que las personas depositan en el conocimiento científico para vender un determinado producto.
Esto no constituye un problema en sí. Si consideramos que, a pesar de sus limitaciones, la ciencia es un tipo de conocimiento fiable que ha tendido a mejorar la calidad de vida de las personas (o mi calidad de vida, en particular), es razonable que crea que aquellos productos que son el resultado de una investigación, regida por un tipo de conocimiento que me proporciona un grado importante de confianza, sean también merecedores de confianza. No presenta ningún problema el dar a conocer la forma mediante la cual son obtenidos ciertos productos; si, además, esta forma es aceptada y avalada por el público, tampoco presenta ningún problema que dicho público quiera consumirlos.
El problema surge cuando, por un lado, esta confianza en las ciencias nunca ha sido cuestionada por “los consumidores” y, por otro lado, cuando se hace un uso “inadecuado” de la ciencia en la publicidad. No aportará nada ahondar en el primer punto que planteamos: cuando se posee una confianza ciega en lo que sea, cualquier cosa que provenga de aquello en lo que creemos será ampliamente aceptada por nosotros, sin cuestionamientos. Nos gustaría estar refiriéndonos únicamente a los niños y los jóvenes, con escasa formación por causa de su corta edad. Pero no; este grupo es bastante más amplio. Y ni la ciencia ni la publicidad tienen la culpa de que las personas no piensen por sí mismas.
Ahora bien, si confío en el conocimiento científico luego de haberlo puesto bajo cuestionamiento, y por tanto la opinión positiva que las ciencias me merecen es producto de una reflexión crítica, es lícito que quiera consumir aquellos productos “científicamente probados”. Pero la cuestión no es tan fácil como lo aparenta.
Las apelaciones a la autoridad, las imprecisiones en el uso de los términos corrientes y el uso de términos incomprensibles para el ciudadano común, son moneda corriente en la publicidad. “La ciencia se utiliza en la publicidad como fuente de autoridad que respalda las virtudes de los productos anunciados. Existen formas diversas de invocar la ciencia como fuente de garantía, calidad o eficacia. Estas formas van desde la mera asociación de un producto a la ciencia o a la tecnología hasta la afirmación explícita de que la ciencia respalda la calidad del producto” . Parecería ser que el hecho de que un producto sea “científico” o que está “científicamente comprobado” es una garantía de calidad. Y podría serlo, sino fuera por el hecho de que, en muchas de las publicidades donde se versa esto se incurren en falacias. El siguiente es el contenido de un anuncio de automóviles español: «Su sofisticado sistema [...], con su avanzada capacidad de autodiagnóstico, es capaz de pensar 231.800 veces por segundo.» . Los autores del artículo citado se preguntan ¿cuál es el significado de “pensar por segundo”?.
Esta clase de anuncios se apoyan en una deficiencia en la formación científica (y sobre todo, crítica) del público. En algunas oportunidades se han llegado a planteos inimaginables. Un ejemplo de estos son los anuncios de cosméticos que contienen “placenta de tortuga”, de la cual se “comprobó científicamente” que posee una cantidad importante de nutrientes, haciendo de los productos que la contienen una solución ideal para la caspa y otros problemas capilares. A pesar de que el hecho de que las tortugas son ovíparos y que los mismos no poseen placenta parece ser de conocimiento general, esta falta grave a la verdad y a la inteligencia del público no tuvo mayor relevancia. No nos extenderemos con más ejemplos. La imaginación de los publicistas es una fuente inagotable.
El problema que se plantea es claro: la masificación de la publicidad ha derivado en la necesidad de buscar nuevas estrategias para vender. Los publicistas encontraron en la ciencia y en el conocimiento científico un punto de apoyo importante en vistas del prestigio que han ganado en los últimos tiempos y en la deficiencia de la formación en ciencias de la población en general.
Aquí solo buscamos realizar un planteo de la problemática. Sobre la solución a la misma, sólo diremos que parecería estar relacionada con la extensión de la formación del pensamiento crítico a la totalidad de la sociedad, lo cuál más que una solución, es un problema en sí mismo.

Russell lo adelantaba hace más de medio siglo: “Podemos esperar que, en algún tiempo, cualquiera será capaz de persuadir a cualquiera de cualquier cosa…”








Bibliografía:


• Campanario, J., Moya, A., Otero, J.: “Invocaciones y usos inadecuados de la ciencia en la publicidad”, Universidad de Alcalá, Madrid. 1997. En http://www2.uah.es/jmc/an1.pdf
• Cortés Morató, Jordi, Martínez Riu, Antonio: “Diccionario de filosofía en CD-ROM Herder”. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. 1996.
• Russell, Bertrand: “El impacto de la ciencia en la sociedad”, Aguilar, Madrid. 1952.
• Thuillier, Pierre: “Ciencia y subjetividad: el caso Einstein”.
• Thuillier, Pierre: “De Arquímides a Einstein. Las caras ocultas de la invención científica”.