(al policía que en cumplimiento de su deber de proteger burgueses bienes y guiándose por prejuicios de toda índole me hizo pensar el grado de libertad en el que vivo y como, siendo más uruguayo que cualquiera, no puedo transitar las calles del país en el que nací a la sagrada hora que se me venga en gana; de cómo te pueden jugar por como vestís y como eres de aspecto te pueden correr sin más sin saber que quizá quienes más daño le han hecho al país sean tipos de traje y corbata que desde sus escritorios se han descuartizado un país en el que ya no me dejan estar).
¿Bajo qué dictadura vivimos hoy?
Del mercado.
De la apariencia.
De la hipocresía.
Del odio.
De la mentira.
De la banalidad.
¿Quiénes dictan los decretos?
De silencio.
De obediencia.
De belleza.
De quietud.
Yo no elegí,
que me persiguan,
que me juzgen, me odien,
por no querer tener,
por no aparentar.
Yo no elegí,
para que me señalen,
para que me excluyan,
para que no me escuchen.
Nadie elige así,
y aún así gobiernan.
(agradezco especialmente la publicación de este mediocre reflexionar sobre lo que me sucedió días pasados por no disponer de limusina)