jueves, 8 de septiembre de 2011

Mándame una foto.

Erotismo Online, un nuevo lenguaje.
El acceso desmesurado a internet ha provocado una distorsión entre las formas de vinculación e interacción de los individuos. El ordenador se ha vuelto una especie de intermediario entre el contacto, la comunicación y la relación de persona a persona. Generando en este proceso nuevos sistemas de leguaje no solo en el campo comunicacional sino también en el expresivo y expositivo, manifestándose estos a través de la imagen.
La velocidad con la que se vive dentro de estas redes nos lleva a comportarnos de una manera más vertiginosa, todo parece elevadamente veloz pese a la pasividad de nuestra actitud frente al aparato que nos conecta a ese mundo. Esto nos lleva a no permitirnos el tiempo adecuado para la reflexión y el análisis de lo que acontece y eso influye directamente en la forma de mostrarnos, de presentarnos al mundo de una forma tan descarada que mas que presentarnos pareciese que nos estamos exponiendo como un simple objeto de mercado, ubicado estratégicamente en una góndola del cyber espacio.
Está claro que intentar abarcar todas las formas de exposición o las intenciones de estas sería casi imposible y en muchos casos de poca relevancia. Por ello separare una temática que a mi entender muestra un interesante cambio en la forma de plantearse, transmitir y llevarse a cabo el erotismo.
El erotismo en las redes sociales no simplemente se muestra sin ningún pudor, sino que transgrede los espacios estéticos y compositivos para realizarse de una forma íntima y visceral.
Aquí no interesa el ángulo, la luz o el enfoque que pueda mejorar la captura, lo “bello”, (de existir esa quimera) de la imagen queda relegado, y el mensaje oculto o la doble lectura suprimidos. No hay tiempo para el coqueteo, la seducción o el romance, el erotismo deja de ser algo delicado y se torna algo extremadamente violento y agresivo. En este nuevo lenguaje del erotismo no existe un decodificador como tercero, el fotógrafo es el ejecutor, expositor y quien se expone, no hay un artista ajeno al modelo, no hay tiempo para ello, aquí solo hay autorretrato. Presentándose de una forma casual “sin preparación” o eso se pretende querer hacer creer, donde el instrumento con suerte es una cámara fotográfica digital, pero que en la mayor de las veces es un teléfono móvil.
El escenario no es un estudio o un espacio elegido sino el que hay, un lugar intimo estrechamente relacionado con la seguridad de quien se mostrara, pudiendo ser este el cuarto de baño o el dormitorio donde se forja un catalogo, ya que lo primordial es mostrarse, no como un individuo social sino como un objeto o producto sexual. Donde la sensualidad que dejaba espacio para la imaginación o fantasía da paso a una “inocente pornografía” que revela intenciones explicitas o donde el mensaje de esta exposición es claro. No se busca mostrarse como uno es sino mostrarse como uno quiere que lo vean, un objeto de deseo. Un nuevo capital del consumismo.
Aquí nadie pretende ser un ser emocional, cargado de sentimientos, ética, pudor o cualquier cosa que le permitan ser un humano. Frente a la cámara, producto, la góndola son las páginas web y en las visitas veo como compran lo que vendo. Como me compran y me desean y como mi imagen es solicitada como producto de mercado.
Su cometido se fortalece, no solo por la fácil accesibilidad con la que se puede llegar a esa nueva imagen erótica, sino a la percepción que esa imagen es más real que las que se producen en el mercado, ya que aquí no hay un profesionalismo es más bien una conducta amateur, esta circunstancia no solo despierta el deseo de saciar sus necesidades yubernistas al espectador sino que genera una falsa seguridad a quien se expone de que su muestra no será tan visible como las de las revistas u otros medios de comunicación.
Este formato de erotismo que sigue en aumento, es rico estéticamente gracias a las variantes que presenta, sin bien sus características pueden parecer producto del desorden, luego del análisis de una importante cantidad de fotografías, pueden determinarse una decena o mas de patrones que pueden catalogarlas en el diferentes grupos teniendo la intención, la temática o el tipo de espectador que se busca.
Las imágenes producidas de esta forma, bajo este lenguaje, ocupan un importante espacio no solo en las redes sociales, sino en las páginas de exposición amateur, blogs, fotologs y foros de la red.
Y pueden ser si ya no lo son, la nueva forma de ver la sensualidad, el erotismo y el deseo en el siglo que recién comienza..