martes, 29 de marzo de 2011

Una aproximación a la Historia de la medicina desde una perspectiva filosófica…

Dr. Hipócrates: “Un Filósofo”
Primera parte

Por: Analía Artigas Sabaj

Una aproximación a la Historia de la medicina desde una perspectiva filosófica…
Dr. Hipócrates: “Un Filósofo”
Primera parte

Por: Analía Artigas Sabaj

En este breve artículo pretendemos comenzar a mostrar el lugar que ha ocupado la reflexión filosófica en la “Historia de la medicina” tomando como uno de sus referentes a Hipócrates de Cos[1]. Lo veremos como uno de los ejemplos antiguos del lugar de la metafísica aplicada a la profesión científica. Fue un hombre de ciencia (aunque primitiva), un médico que realiza su tarea que podría entenderse como meramente práctica, pero veremos que previamente y a la vez concibe un conjunto de teorías acerca del hombre, que lo convierten además de médico en todo un filósofo.

Hipócrates ha incorporado a su teoría acerca de la medicina la especulación filosófica, en el sentido de que, como veremos, ha reflexionado acerca de ¿Qué es la vida?, ¿Qué es la muerte?, ¿Qué lugar ocupa el cuerpo en la vida del hombre?, ¿Cuál es el puesto del hombre en el universo?, entre otras. Es por esto que la ciencia médica, no es una disciplina meramente práctica, aunque su método es empírico, y parte de la observación de cada paciente. El médico nunca debe olvidar que tiene frente a él no solo un cuerpo enfermo, sino toda su personalidad, esto es, que debe tener en cuenta que además de las reflexiones generales sobre el hombre, cada individuo es diferente a otro. No habrá una terapia idéntica para todos, por lo cual el médico debe encontrar la manera apropiada para cada cura. En este sentido, lo no empírico, o en este caso, lo metafísico, es fundamento para el trabajo con lo empírico, pero lo empírico hace re-ver la teoría, ya que “cada caso es un mundo”. La medicina hipocrática, busca dar fundamentos teóricos, y no solamente prácticos, se constituye —con afán de ser una téchne que puede dar cuenta de sus fundamentos teóricos y no sólo prácticos.
El tema de las relaciones entre la filosofía y la medicina es un tema muy amplio, sobre el que se han escrito muchos comentarios, nos limitaremos sólo a mencionar algunos antecedentes filosóficos que han inspirado a Hipócrates:

El gran filósofo y médico Alcmeón de Crotona (nacido hacia el 500 a. que descubrió el papel del cerebro como centro del pensamiento y el sistema nervioso, y que definió la salud como un equilibrio de fuerzas y la enfermedad como un excesivo predominio de una de ellas (es decir, la salud como isonomía y la enfermedad como monarquía, utilizando una muy sugerente metáfora política), parece haber abierto una senda muy transitada por los hipocráticos.

Podemos recordar también que en Sobre la naturaleza del hombre parece clara la influencia de la teoría de Empédocles sobre los cuatro elementos cósmicos (también Empédocles fue médico, aunque tal vez poco ortodoxo).

El hombre es, para estos médicos, (los hipocráticos) un cuerpo, sano o enfermo, cuyos trastornos psíquicos tienen también un origen corporal.

Conviene saber que es la naturaleza del cuerpo y como está compuesto para intervenir en el proceso de curación. La atención del médico esta puesta en un objetivo practico. Saber qué es el hombre en abstracto, indagar la constitución del cuerpo es clave, pero en medicina está subordinado a una actuación práctica terapéutica. De ahí que para los hipocráticos, hay una cierta dependencia de las teorías filosóficas como fuente.
Esta medicina pionera se desarrolló con talante científico, aunque con medios terapéuticos muy limitados, con evidentes lagunas básicas en su visión general de la enfermedad (recordemos, por ejemplo, que los griegos ignoraban la existencia de los microbios, carecían de una química elemental y tenían un instrumental médico rudimentario y una farmacopea muy reducida).
El nivel de la ciencia hipocrática, debe estimarse más que por sus logros concretos por sus afanes racionalistas y sus objetivos. Conviene, evaluar esa “hazaña científica” no tanto por sus logros concretos como por sus planteamientos y sus anhelos.

¿Cuál es el lugar del saber del médico?

El médico hipocrático se considera un profesional, que aplica su téchne al cuidado de los enfermos. La therapeía (terapia) del cuerpo del enfermo constituye su objetivo. Con su tratamiento profesional, objetivo, racionalizado, pretende devolver a éste la salud perdida. De modo que los conceptos de salud y enfermedad resultan básicos para comprender su actuación.
Pretende mediante su cuidado médico hacer que el enfermo recupere su salud natural, el buen orden de su cuerpo, el equilibrio interno —recordemos el símil de Alcmeón de la isonomía de los elementos— que ha sido perturbado por algún agente dañino.
Todo debe funcionar de acuerdo con la naturaleza. Vencer a la enfermedad significa recomponer o reconquistar la propia physis (naturaleza) eliminando los factores dañinos que la descompensaban.
Por tanto, como ya hemos dicho, conviene saber qué es la naturaleza propia del cuerpo y cómo está éste compuesto, a fin de intervenir en el proceso de curación.
Al médico hipocrático no le importan las enfermedades, sino el enfermo, La enfermedad, es, un concepto central en la perspectiva hipocrática, pero porque El hombre es, en esta perspectiva médica, ante todo un ser sujeto a las enfermedades, y luego a la muerte.
El cuerpo humano es así visto como un recipiente complejo y un tanto misterioso, cubierto por la piel y articulado por el esqueleto, que puede ser afectado por heridas externas y desequilibrios internos.
Detectar la enfermedad, prever su desarrollo, combatir su avance, y tratar de restaurar la salud en el cuerpo dañado, tales son los afanes del médico como técnico al servicio de la sociedad. La medicina es una téchne y no una epistéme (puro conocimiento teórico), y como tal arte o ciencia aplicada debe definir bien sus objetivos y métodos para obtener sus resultados.
Es un saber empírico, en todo caso, que requiere una teoría previa, pero que debe ser revalidada justamente en su praxis terapéutica habitual, mediante experimentos y comprobaciones metódicas. En ese sentido al hipocrático le importa menos saber qué es el hombre que observar y comprender cuándo y cómo enferma, y cómo puede ser devuelto a su salud natural, a su equilibrada naturaleza.
No tenían nada del complicado instrumental moderno, por supuesto. Ni microscopios, ni estetoscopios, ni rayos X. Acostumbraba el médico a servirse de sus facultades de observador, poniendo en juego todos sus sentidos y su práctica clínica. Todavía pasa por alto alguna manifestación importante: no toma el pulso al enfermo, por ejemplo. Para conocer el aspecto de las enfermedades examina al enfermo buscando las manifestaciones externas de su mal. A partir de los síntomas, debe inducir los padecimientos internos y pronosticar el proceso morboso. Todo se despliega ante los ojos del médico, ininteligible al profano, reveladora para el profesional.
El pronóstico y no el diagnóstico es lo característico de ese saber médico, que ve al enfermo como paciente de un proceso, en el que el cuerpo es como el campo de batalla de factores enfrentados. Excelente observador en muchos casos, anota los cambios del mal, atiende especialmente a los momentos decisivos, las crisis, y orienta, por decirlo así, el proceso hacia un buen final. Pero muchas veces el médico se encuentra con la imposibilidad de salvar al enfermo, cuando el daño es ya irreparable o imprevisible el remedio.
El médico apenas interviene en algunos casos, o no nos dice cómo ha intervenido, sino que asiste al combate del enfermo con su dolencia como un atento y refinado testigo.


En esta entrega hemos puesto en cuestión, algunos conceptos hipocráticos como punto de partida, para aproximarnos a lo que entendemos como “la filosofía de Hipócrates” en las próximas entregas, desarrollaremos algunas otras cuestiones.
Veremos: La teoría de los humores, como base de su práctica médica (La idea del hombre como un microcosmos), el lugar del cuerpo y de la muerte, la ética en la medicina hipocrática (papel del juramento hipocrático) y el humanismo presente en esta medicina.



[1]Hipócrates de Cos médico griego que vivió entre 460 y 380 a. C. aproximadamente, contemporáneo al filósofo Sócrates.