Prólogo
“Antes de que el lenguaje se formara, y las palabras estuvieran limitadas a gesticulaciones oscas y fuertes gestos, detrás de un bosque un anciano enciende una fogata. Sus pupilas bailotean mientas se encogen y dilatan frente al movimiento del fuego, esa cosa que lo separa del resto de los animales.
El grupo se reúne ante la luz, el anciano con un movimiento le indica a un grupo de hombres que puede comenzar. Palo contra hueso, hueso contra palo, un tronco ahuecado y con suerte un cuero estirado sirve para dar vida a un conjunto de sonidos, sus ejecutores intentan mantener un ritmo, conseguir una armonía entre ellos y darle una forma organizada y una secuencia para que el sonido cobre forma.
Seis o siete jovencitas, comienzan a girar alrededor de la fogata, las brazas chisporrotean entre risas y movimientos bruscos, rápidamente se acoplan al sonido y se mueven en sincronía, buscan con su cuerpos la delicadeza que se fusione con lo que escuchan, no para un dios, sino para ellas, porque hoy es su día, el día que dejan de ser niñas. Una anciana, a paso lento se acerca a las jovencitas les entrega una piedra que alguien se molestó en gastar hasta que tomaran la forma parecida a la de una mujer, esa imagen, no es un simple obsequio, representa que su portadora ya esta apta para procrear, ya podrá tomar parte de la vida social de la tribu.
El sonido y el movimiento se detienen, el anciano de pie narra una historia, cuenta como fueron las cosas, mientras hace gestos e imita voces y sonidos para atraer la atención de los más pequeños, se identifica con los personajes de su historia y por un momento se transforma en ellos, para los críos.
Esos niños, pronto serán adultos y él los guiara de las precarias chozas en las que habitan, los hogares que ellos eligieron y mejoran con el tiempo, hacia las cuevas donde su abuelo o alguien más viejo hizo esas figuras en la roca, a través de esas manchas con forma les enseñará cual es su rol en la comunidad. Les enseñará con ayuda de los dibujos, los animales que deben cazar y como deben hacerlos y cuando sean un poco mas grandes les mostrara otra roca y les enseñará la guerra, como matar a otros hombre como ellos, que gracias al fuego piensan y que también hacen sonidos, y se mueven con él, que gastan las piedras, que cuentan historias, hacen chozas y dibujan las rocas para enseñar cosas y representar otras que mantendrán unida a la manada.
Eso significaba el arte, unión social y aprendizaje, cultura grupal y conocimiento, eso era antes de que nos diéramos cuenta de que existía, antes de que le pusiéramos nombre e intentáramos dominarlo con reglas y discursos.
El arte estaba allí esperando por el hombre, para acompañarlo en cada paso en su aventurada carrera por conquistarlo y crearlo todo, ella lo unía con los otros y le daba la herramienta para que compartiera sus nuevos descubrimientos y diera una interpretación a sus aprendizajes. Y era tan efectiva en esta tarea, que el Homo decidió que algo tan bueno y beneficioso no podía ser para todos.”
El muerto que se niega a morir
El arte ha muerto, y la sonrisa en los diáblos que la pronosticaron desde hace tiempo se dibuja en sus resecos labios. No hay más para hacer. Destapen el champagne y bailemos sobre la tumba del muerto mientras orinamos sobre la tierra que lo cubre.
Festejemos de brazos alzados, no en símbolo de victoria, sino en un acto de rendición, porque se nos ha ido y no pudimos ni quisimos hacer nada para evitarlo.
¿Y qué podíamos hacer? Su finalidad era la representación, intentar el acto más fidedigno de la imitación a la realidad y a sus realidades.
Debíamos de haberlo adivinado cuando el producto de una máquina ocupo el lugar que le correspondía a las pinturas de los hombres .
“L’art pour l’art”, solo alargó la vida, estiró el proceso creativo explotando la búsqueda de lo nuevo y uno tras otro fue agotando los recursos en poco tiempo. Uno tiende a nadar mas fuerte antes de ahogarse dicen, y el arte dio sus últimas brazadas ante el cine, ese gigante demoledor se nos vino encima, pero no fue hasta que nos mostro el color y el sonido en su imagen en movimiento que nos convencimos de nuestra agonía, de nuestro desangramiento.
¿Qué hacer ante esto? Si lo que ambicionó el arte progresivo y el arte expresivo, un aparato tecnológico captura sin esfuerzo lo que captan los sentidos. No podemos decir que no hubo pelea, adoptamos al cine como el séptimo arte en un intento desesperado por absorberlo y así poder relacionarnos mejor con su técnica e incluso Salvador Dalí intento mezclar la plástica con el cine en el cortometraje realizado para Walt Disney, en 1945 titulado Destino . Pero aun así no hubo salvación, hoy no solo se nos reproduce la realidad sino que los pocos y casi nulos impedimentos que poseía el cine los cubre la tecnología de animación 3D agregando nuevas posibilidades, apostando a más, mostrándonos cosas que nuestra mente, si llego a atreverse a imaginar, no pudo recrear en el lienzo ni ante la materia .
Parafraseando a Arthur Danto , el progreso se ha detenido, ya no hay que crear ni que mostrar de nuevo, el arte pos histórico es lo único que seguirá avanzando, como una copia o una mezcla de lo que una vez fue. Es hora de bajar las armas y dejarle paso libre a la filosofía para que continúe la teoría mientras la práctica se copia a sí misma. Sin duda si la finalidad del arte y del artista era la representación, nos encontramos ante una disciplina muerta. Un cuerpo tullido y débil que espera que le apaguen el respirador.
¿Pero por qué nadie se atreve? Nadie tiene el coraje para desconectar la máquina, no por falta de valor o ganas, sino porque nadie está seguro realmente si se pedirá la extremaunción o se levantará y pedirá el alta. Hay algo extraño en el discurso de la muerte del arte, tal vez porque está agonizando hace décadas y nunca se termina de morir, si bien es la primera vez que se fundamenta ya lo han matado antes y no fueron mas que falsas alarmas. O porque el simple echo de predecir el futuro nos es imposible, pudiendo si determinar un estancamiento, una inmovilidad en el progresismo del arte y no el fin.
¿Y si estábamos equivocados? ¿Y si creíamos que la representación era algo que debía de cumplir eternamente y solo era un cometido que debía finalizar para que otro renaciera y utilizara lo obtenido hasta el momento?
Tal vez, esta función se haya implantado al arte en el siglo XVI, solo con el cometido de brindarle una mortalidad, un trágico e inevitable destino. Un rumbo tan poco noble que a pesar de nuestras creencias nunca dejo de ser el espejo de Platón .
¿Y si el arte no murió?
¿Si solo se quedo quieto?
Se detuvo la Máquina
Danto en su teoría plantea que es una gran dificultad imaginar como serán las obras de arte en un futuro, ya que las imágenes que podemos pensar se remiten inequívocamente a la época en que fueron creadas, dejando claro que el futuro es una especie de espejo que solo puede mostrarnos nuestro propio reflejo. Para luego rematar diciendo “Podemos pensar que puede ocurrir cualquier cosa pero cuando nos ponemos a imaginar inevitablemente se parecen a otras preexistentes y a que solo contamos con las formas que ya conocemos” .
Para ello tomo como ejemplo entre algunos a Albert Robina, quien realizó un trabajo que presentaba al mundo de 1952, estas imágenes se ven condicionadas por los conocimientos del artista, al punto que las máquinas voladoras se parecen a los barcos de vapor y son conducidas por hombres con galera. La idea que plantea es que uno esta limitado por su tiempo, y que no puede escapar por más fuerza y empeño que ponga a esa influencia.
Y en base a esta argumentación es que considero, estando totalmente de acuerdo con que no se pueden imaginar las obras del futuro, que no se puede, ni debe asumir la muerte del arte. Ni ahora ni más adelante en el futuro. Tal vez sí podamos hablar de que el progreso mimético y expresivo del arte se ha detenido pero plantear su muerte es atribuirse cualidades que sobrepasan la naturalidad.
Danto en su momento se encontró en la misma posición que Robian, idealizó en su mente un futuro y tenía la necesidad de saber como era, pero no tenía la capacidad de ver mas allá de los limites que le establecía su tiempo, por eso no pudo como ver el avance del arte, porque sus imágenes a futuro eran copias modificadas de las del presente y las imágenes del presente no avanzaban.
No cabe duda que la idea de si el avance en la práctica artística acabo, es una de las interrogantes, pero Hegel y Danto nunca vieron el potencial de los sistemas operativos que hoy se desarrollan, muchos podrán decir, el 3D es parte del cine, si y no, es la respuesta ya que se utiliza y no para ese fin, tal vez es cierto que su forma final, se parece al cine o su impresión a una pintura o a una fotografía, pero el medio por el cual se desarrolla es distinto, la similitud con la técnica de la pintura es similar, se puede asegurar siempre y cuando no se sepan los modos de implementación del programa donde se elabora una especie de escultura en el plano virtual. Es probable que este ejemplo no resista fuertes argumentaciones en su contra pero abre una puerta ante la duda del fin de la representación.
Tal vez no nos encontremos con las cualidades espacio temporales necesarias para realizar una innovación en el plano progresista del arte, y si, de seguro es necesario abocarnos más a la teoría para fortalecer los discursos que hoy en día se muestran débiles y confusos. Pero considerar, como lo hace Hegel, que el arte ha dejado de ser necesario, perdiendo así toda su vitalidad y que solo atreves de la filosofía reivindica su posición, está más allá de las posibilidades, porque el arte posee funciones mucho mas importantes y necesarias, que las que el filósofo menciona.
Funciones que a partir del estático movimiento del crecimiento representativo, “de la muerte de la imagen”, puede comenzar a ocupar, funciones que desde los tiempos incivilizados, anteriores a la escritura, cuando el arte a un no era arte, no ejerce. Pero esa dedicación a la ardua tarea de llevar la representación a su máximo potencial hoy lo martiriza.
Al conseguir su cometido, llora pensando que en su último descubrimiento lo ha perdido todo, sin darse cuenta que culminar esta etapa lleva al arte a sus orígenes a esa esencia social, que unifica masas, imparte conocimiento y revela verdades. Funciones que con el crecimiento global y las formas orgánicas que fueron apareciendo no estaba en las condiciones de cumplir, pero hoy con las herramientas, obtenidas en el largo proceso de investigación que ha llevado a cabo desde que decidió darle una sonrisa a una escultura arcaica en la antigua Creta y romper con la imagen inmutable egipcia, desde ese entonces hasta el final del expresionismo, el artista ha llevado a la experimentación y a la investigación a sus extremos, y milenios de ensayo y error le han dado el beneficio del conocimiento, un conocimiento tan amplio y rico que puede representar cualquier tipo de imagen tanto racional como emocional, que han llevado a la técnica a una suerte de perfeccionamiento, un arma fundamental en pos del progreso, no técnico ni estético sino social, transformándose la función del arte, de progresista en función de la imagen a progresista en función de la sociedad.
El arte no a muerto, ni la imagen esta cerca de hacerlo, solo se ha detenido, porque un ciclo se competa, un ciclo de arduo trabajo ahora sus resultados aguardan sobre la mesa en espera de ser utilizados, ya revelamos la más diminuta intimidad de la imagen es hora de darle un nuevo significado y guiarla hacia la finalidad adecuada.
Frente al problema
Desde que el arte conoció al sujeto al inicio de la edad moderna, en el siglo XVII, el rol del arte se disolvió por completo. Ya antes en el Medioevo se había visto descalificado y disminuido por el fuerte control que ejercía sobre él el Catolicismo, pero aun así continuaba manteniendo un rol social, errado desde el punto de vista que era utilizado para la adoración al poder y el influir el miedo. Pero aun así estaba vinculado con la sociedad. Cosa que desaparece con la subjetividad, donde el arte se vuelve un proceso para llegar a la más fidedigna representación mimética y bajo esta necesidad se vuelca a los grupos privilegiados, al sistema que pueden solventar la investigación. Ya que los artistas poseen la cualidad para expandirse pero no así los recursos para esta tarea.
En determinados momentos, como pequeños focos de incendio, el arte se vuelca, de la mano de grandes artistas, con su mirada al pueblo, pero rápidamente son apagados y la separación arte-pueblo, artista-sociedad se acentúan, hasta llegar a nuestros días donde la cultura occidental establecida como un sistema de poder. Se apropia del arte, institucionalizándolo, mercantilizándolo, explotándolo, hasta transformarlo en un recurso monetario para su expansión, invirtiendo la postura, gracias a detenimiento creciente del arte, que para mantener su subsistencia debe transformarse en un producto que provoca el acrecentamiento en la brecha que separa al arte de las masas.
Por ello la actitud a tomar intentará hacerle frente a esta problemática, muchos afirman y los seguirán otros en que más que una problemática es un beneficio. Que el arte debe y es un negocio, una gran empresa destinada a aquellos visionarios que sepan aprovecharla mediante su creatividad y la manipulación de las necesidades de las masas. “El arte de los negocios es el paso que sigue al arte, empecé como artista comercial y quiero terminar como artista empresario”
Tal vez el camino sea el de la producción en masa, o la corrupción de la ideología hedonista por parte del capitalismo para engrandecer su sociedad conformista, el de legitimar cualquier manifestación mediante la teoría para así poder vender más, y transformar todo en arte y a todos en artistas.
De seguro la masificación del arte no es una mala idea, siempre y cuando cumpla el fin de masificar la venta. La búsqueda y la promoción del individualismo, la producción artística solo para aquellos que pueden pagarla, ofrecer productos de menos calidad para que el bolsillo los alcance y así poder hacer dinero sin importar el mercado en el cual nos encontremos. Hacer arte porque si, porque tengo ganas y porque puedo, y lo que opine el público poco me interesa, porque si consigo llegar a la primera plana en la revista de diseño o de arte estoy del otro lado.
De seguro ese camino es más seguro y más fructífero, pero en realidad no nos ha llevado a nada en los últimos cincuenta años. El único logro cometido es haber separado al arte de la humanidad para otorgársela a los controladores de la humanidad, a la clase privilegiada porque, y cito una frase recurrente, que le entregare al anonimato, “doña Rosa, que vive en un barrio pobre, no puede comprar mi arte”.
El arte solo ha abierto la brecha social, en las últimas, no cinco ni ocho sino en las últimas once décadas. El egocentrismo del entorno ha promovido que una minoría prevalezca en la cima mientras el resto se mata por las migajas y se olvida de sus comienzos, de sus metas dejándose poner un preció para poder ser asimilado por el sistema.
El arte no avanza, esta estático, y no solo no avanza, no produce algo nuevo, solo se retro alimenta, dejando una enorme nada para la posteridad, ninguna enseñanza que venza al tiempo e inmortalice esta era. En este último siglo no hubo arte, solo hubo productos, objetos para vender en esta gran feria.
Seguir el juego no nos permite avanzar, poco nos hemos dado cuenta de los privilegios que contamos al encontrarnos en este tiempo, donde el proceso de investigación ha culminado y todos los medios para una verdadera producción están en nuestra mesa.
Muros para derrumbar
Si bien la teoría nos dice que no es posible, para el grueso del mundo el arte esta mas vivo que nunca, y se puede sentir en la forma que este se hace visible y que acapara todo lo que tiene a su alcance, sin importar la clase social, el idioma o las diferencias culturales, desde la mas efímera calluela en Budapest en forma de graffiti político hasta las cadenas internacionales de audiovisión en forma de performance. El arte se instala y se adueña del interés público.
El arte esta en todas partes, hoy encontramos las imagines de grandes cuadros o textos inigualables de la literatura en los rollos de papel higiénico, vemos individuos convertirse en artistas en un programa de chimentos y hasta vemos “arte” en la publicidad (que a mi entender es enemiga mortal del arte, y si tengo la oportunidad fundamentare este aspecto).
El arte es moda, y ya es una necesidad, una necesidad de la sociedad de consumo, un producto más que funciona como promotor para la compra de intelectualidad, como embellecimiento decorativo, al punto que es normal saber que hay “artistas” que pintan por metro o hay quienes compran objetos artísticos para que estos les combinen con una sala de la casa.
No podemos menospreciar la obtención de status. Incluso hemos llegado a tener un ranking , no solo de los mejores artistas sino también de las personas más influyentes vinculadas al arte, transformando a ese grupo de pseudos intelectuales en una especie de farándula excéntrica. Y nuestra compra en función de ese estatuto es lo que determina nuestro posicionamiento en el mundo “fashion” o “mediático”, donde se nos legitimita como individuos de “buen” gusto, lo que hoy en día equivale a individuos de poder. Como narra uno de los ranking: “Los 100 mas poderosos del mundo del arte”
En el rubro financiero el arte es un aliado, no en vano cualquier empresa que se considere importante tiene su concurso de arte, ya que este es una buena inversión monetaria, como una forma de ahorro que siempre esta en alza y con un poder de reventa incomparable. Hoy es más rentable invertir en una obra de arte que en una súper estrella del fútbol. Además de ayudar a lavar dineros y en algunos lugares como en Norteamérica se pueden exonerar importantes cantidades de impuestos por “promover la cultura”.
El arte también es un gran atractivo turístico. Como lo menciona Régis Debray “el monumento mas visitado en el mundo ya no es el Taj-Mahal, ni la torre Eiffel, sino el centro Pompidou” . Y eso es una suerte del mercado, que recauda mas en souvenir y en chuchearías de lo que le cuesta montar la exposición. No en vano se construyen cientos de museos al año (en Europa se abre uno por día prácticamente). El arte se promueve para ofrecer un mayor atractivo al turismo que deja cientos de millones de dólares al año solo en entradas. Cabe destacar que casi no quedan países como Uruguay donde la mayor parte sino la absoluta mayoría de los museos son de entrada gratuita.
La difusión masiva permite que el arte deje de ser un privilegio de clase y pueda ser vista por todos, pero también hace de promotor para su banalización y para que se tome como una forma de entretenimiento y de embellecimiento decorativo, como objeto de poder o enriquecimiento. Antes uno podía acumular tierra hoy acumula pinturas u otros objetos. Debido a que estas en momento de crisis económicas no pierden su valor y en caso de guerra pueden ser transportadas a lugares seguros a diferencia de las bienes raíces. Incluso adquieren más valor por haber sobrevivido dichas circunstancias.
No intento pecar de inocente planteando esto, el dinero, el oro o cualquier otro beneficio material siempre ha estado relacionado con el arte, es sin duda él quien ha promovido su avance, y porque no su final.
No cabe duda alguna que la función del artista durante siglos y en la una casi totalidad de los casos, excluyendo a aquellos que no vendieron nada en vida como Vincent Van Gogh , ha sido realizar trabajos para grandes adinerados, tanto nobles como burgueses. Pero con seguridad nunca como ahora es el comprador que determina el valor del objeto, acorde a las necesidades no del artista sino del comprador. Y es el comprador con su excesiva forma de derroche quien decide e implanta las reglas de cómo debe ser el arte que él va a comprar, instalando por distintos medios de persuasión, critica, tendencia, curaduría, valorización, concursos y prensa, el perfil que debe seguir un “artista” para mantenerse en las líneas de ventas. “Me encantaba trabajar cuando trabajaba en arte comercial y me decían qué hacer y cómo hacerlo y tu única obligación era la de corregir y ellos te decían sí o no…creo que la persona que mas me gustaría tener como asesor es un jefe. Un jefe que pudiera decirme que hacer, porque eso facilita las cosas cuando estás trabajando…”
Hoy el arte se ha institucionalizado, los recursos monetarios lo han terminado de comprar, la política y la cultura lo han hecho un instrumento mas de la sociedad de confort, y con la muerte de su progresismo técnico, el mercado obtiene del arte, un artesano esclavo que produce y produce en pos del crecimiento económico para no desaparecer.
Hoy en día esa es la función del arte, crear productos de consumo masivo, de los cuales se obtengan una variedad de subproductos que beneficien a las empresas que solventan el trabajo artístico. Una posición que lo ha alejado de las masas sociales, que lo ha envuelto en un río de ilusiones que lo hacen creerse un trasgresor, un innovador. Una especie de divinidad sobre el pueblo, un pueblo que no lo sigue por su trabajo, que no sigue el arte por el arte, sino que siguen al arte porque el flujo de la opinión así lo decide y adoraran a otro tipo de arte y a otro artista más carismático cuando los vigentes dejen de ser funcionales o necesarios para los fines del mercado.
Divinidad sin devotos, imágenes sin arte se muestran en las góndolas de las instituciones culturales, los que manejan en oferta, ponen en oferta lo que les queda y lanzan nuevos productos antes de que alguien se despierte y se de cuenta que es un juego.
El artista y el arte no están jugando, son los muñecos, atrapados entre los muros de los condicionamientos y del que seguir, atados por las manipuladoras y agresivas cuerdas del titiritero.
Finalidad infinita
El representar ya no es una meta, seguir con este fin es seguir haciendo más de lo mismo, es buscar la aguja en un pajar sabiendo que la aguja ya fue retirada.
Por esto, el arte debe adoptar una nueva postura, una filosofía que lo aleje de sus antecesores recientes, que marque una fuerte tendencia al quiebre del individualismo y deje en claro su postura, una postura que debe contener en sí un carácter de denuncia, tanto de lo que se ha hecho con el arte (callándolo por su poder) como con el resto de los ámbitos que han sido “tomados” por “el enemigo”.
Tal vez un primer paso sea Incluir a “doña rosa” y ya no produciendo en masa para unos pocos, los que pueden y tienen un interés en pagarle. Es necesario y urgente marcar su desvinculación con los círculos de poder, para inmiscuirse en el pueblo dando voz a lo que había permanecido oculto.
Para esto serán tenidos en cuenta los conocimientos que nos han dejado las corrientes las antiguas y recientes que han mostrado sus discursos sobre el arte.
Por lo tanto esta nueva actitud tiene que rescatar lo “robusto”, lo “sensato” del pasado, convirtiéndose así en una alternativa más genuina que las precedentes.
Pudiendo encontrar una vigencia por los arquetipos del pasado donde el arte era de extrema importancia para la unificación de la comunidad y la transmisión de las verdades y conocimientos, utilizaremos la masificación no como una herramienta mercantil, sino como una justa distribución de la calidad del arte. Adoptar procedimientos posmodernistas para manipular las técnicas anteriores conocidas, fusionarlas, quebrarlas y reconstruirlas potenciándolas para transmitir el mensaje de la mejor forma posible.
El modernismo miraba hacia adelante, al futuro en pos del progreso. El posmodernismo para romper el esquema se basa en lo “retro”, anterior al modernismo, aditivo y compositivo. Nuestro arte debe incluso mirar más atrás, a la anterioridad de la palabra arte, donde esta disciplina cumplía un rol social.
Pero a pesar de que busquemos funciones del arte del pasado, la presencia actual debe enfocarse en el aquí y en el ahora, con lo que quiero decir ambicionando un futuro cercano e influenciado por un pasado reciente.
Los resultados obtenidos durante estos siglos son más que suficiente para comenzar a recobrar las funciones del arte.
Estas funciones de las que hablo están abocadas, a la recuperación de los lazos que unen a la sociedad con el arte, para poder volver a unificar estas dos partes separadas y en conflicto desde hace mucho.
Para ello debe reconocerse como una disciplina de características sociales, con esto me refiero a que posee un fin social, que comenzara a ejercer para continuar su crecimiento, solo que desde otra perspectiva, perpetuándose pero ahora desligado de su dominador.
Y su función principal en el área social es la unificación de las masas en contra de lo establecido, de lo que las fragmenta y las oprime, para esto debe recurrir a la destrucción o reconfiguración de los paradigmas que provocan las disputas y la separación de las mismas que a su vez legitiman las diferencias étnicas, culturales y económicas en la comunidad. Produciendo una escala de valores injustos donde perdura la competición desleal, el fortalecimiento y el debilitamiento de las sociedades para que continúe el predominio de determinadas políticas mediante la fuerza.
Desdeñar las posturas o los discursos políticos que ataquen a la sociedad llevando a cabo metodologías que la apresen y lleven a comportase de una determinada manera, donde no le permiten la opinión o la discordia con el sistema implantado facilitando el dominio de estas masas. Pueden citarse problemas que hoy los aquejan pero muchos de ellos como la sociedad de consumo y el mercado caníbal que todo devora y se apropia son problemas que también afectan al arte, con los cuales debe quebrar radicalmente su relación y desligarse de su influencia. Esto mediante una filosofía que se dirija hacia la problemática y no al beneficio material.
El de revelar las verdades ocultas que fortalecen y perpetúan el poder. Es una tarea que el arte tendrá que realizar mediante la crítica no destructiva, sino constructiva, suplantando la anterior. Esta etapa es de arduo trabajo, ya que se plantea un reestructuramiento de los conceptos que maneja la sociedad actual.
Por esto, a través de su trabajo el arte tendrá que revelar a los espectadores la verdad para hacerlos repensar para que vean los mensajes que les han sido negados. A través de su descubrimiento podrán liberarse de las opresiones a las que se ven sometidos.
Para que esta tarea pueda realizarse, el arte deberá generar o crear artistas que se encuentren en condiciones y posean determinadas características para poder cumplir su función, y ellos serán las herramientas fundamentales para su desempeño.