Muchas son y serán las discusiones sobre la importancia o no de la educación popular, su contribución de nuevos saberes y la creación por medio de ellos de nuevas culturas o la modificación de las ya establecidas. Pero la cuestión es que hoy la educación popular despierta interés más allá de la discusión.
¿Y porque algo que hasta no hace mucho era marginal y solo unos pocos atrevidos visionarios se atrevían a incursionar hoy no solo despierta una masiva curiosidad, sino un notorio interés?
La educación popular se ha mostrado en cuantiosas oportunidades como una nueva fuente de producción de conocimientos, conocimientos que se formar a través de la practica y del trato directo con la problemática y no desde la abstracción cómoda de la teoría, “(…) con este planteo ha puesto en el centro de la discusión la teoría del conocimiento: conocer no es reflejar la realidad y educar, no es trasmitir conocimientos.”[1]
Este planteamiento severo se hace merecedor de una inversión tanto de tiempo como de fondos monetarios y de recursos. Que no solo tienen el inocente fin de acrecentar y promover su desarrollo sino también el de monitorear sus movimientos y generar oportunidades para poder influenciarlo.
Vale aclarar que los conocimientos generados tanto por la educación popular como por la investigación participativa, son producidos por un colectivo popular que en muchas oportunidades esta en contraposición con la cultura implantada por el sistema que tiende a no beneficiar a estos grupos.
O sea que provoca que los conocimientos populares sean en pos del crecimiento del pueblo lo que puede llevar (y con certeza llevara) a movimientos de revolución cultural, que está lejos de significar destrucción de lo ya determinado sino la implementación de una perspectiva distinta formada por generaciones de producción cultural.
Pero para entender o intentar comprender que es la educación popular y cuáles son sus fines deberemos tener en claro que este proceso de elaboración de nuevos conocimientos, y aquí parafrasearé a Rebellato, está ligado a un proyecto más global, que tiene como fin la creación de una cultura alternativa, o mejor aun una cultura liberadora que pretende una transformación política [2] . Y por consiguiente deberemos intervenir en algunos otros temas que se encuentran íntimamente ligados a la educación popular.
Como la estructura social, conocer sus orígenes y su formación nos deja entender su situación actual. La lucha de poderes, que permite procurar la concientización de masa y la búsqueda de una mejor calidad de vida. El interés de clase, que la lleva a buscar una cultura alternativa en la cual identificarse. La búsqueda de la salida de los ámbitos reducidos y por su legitimación, que le permitirá ponerse a la causa de los servicios populares. Sus potencialidades y sus dificultades, que muchas veces incluso por partes iguales provocan el enlentecimiento del desarrollo de los centros o talleres de educación popular.
Uno de los problemas que afronta este sistema de educación es el enfrentamiento directo en el estudio académico (la Teoría) y el conocimiento popular (Practica). En ocasiones los centros que se organizan desde el sistema o por fuera de ellos carecen de una organización que permita el encuentro sin choque de los dos saberes (la de los educadores y el de la población) que se debaten en la educación popular, muchas veces esto ocurre debido a que ante las ansias de comenzar con el trabajo no se toman en cuenta determinadas pautas que permiten un mejor desarrollo en este encuentro, otras veces simplemente es adrede.
La disputa se forma antes de comenzar, cuando se decide cual será el camino a seguir para la realización de los encuentros que formaran el taller.
Estas variables pueden provocar que los talleres de educación popular no obtengan resultados beneficiosos. En primer lugar nos podemos encontrar con la postura de la verdad, a esto me refiero a la aparición de una postura que cree tener la verdad final de la situación. Otra es la participación de los educadores desde una postura de falsa modestia, donde pretenden hacer que el único conocimiento valido o existente es el de la comunidad. Apresurar los procedimientos para poder llegar más rápido a la acción, pudiendo provocar fracasos o resultados no deseados.
[1] Rebellato, Jose Luis, Intelectual radical, “Educación popular y Cultura popular”, ed. Extensión-EPPAL-NORDAN, 2009
[2] Ibidem