jueves, 24 de noviembre de 2011

Chile “En Toma”


Una experiencia de encuentro con la solidaridad, el compromiso y la resistencia.
Por. Analía Artigas Sabaj
Con motivo del VI Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Historia (VIELEH) una delegación de aproximadamente 70 estudiantes uruguayos partimos hacia Chile el 15 de Octubre del corriente año. El VIELEH se realiza cada dos años en diferentes países de Latinoamérica. Este año fue en Chile, en la ciudad de Concepción, ubicada al sur de Santiago, capital de dicho país. Esta ciudad se caracteriza por ser universitaria y por tanto, tiene un gran número de población estudiantil y ha sido históricamente la cuna de grandes movimientos sociales y políticos revolucionarios.
Viajamos colmados de expectativas por llegar a un país que atraviesa desde hace ya un tiempo una coyuntura política y social un tanto compleja. Esperábamos con ansias el momento de poder compartir experiencias y brindar nuestro apoyo a la lucha uno de los movimientos estudiantiles más fuertes y a la vez más golpeados de toda Latinoamérica. Los compañeros chilenos. Veíamos en esta instancia la posibilidad como colegas y militantes sociales de poder brindar nuestro apoyo al conflicto, de intercambiar con ellos acerca de nuestras formas de acompañar su lucha desde nuestro lugar. Sabíamos en cierta medida, o podíamos intuir que este encuentro no sería uno más, sino que por el momento histórico que atraviesan los estudiantes del país anfitrión la experiencia sería única, y sin lugar a dudas no nos equivocábamos. A través de este relato pretendo contar algunos de los aspectos más significativos de este viaje, un viaje que sin temor a equivocarme creo que ha sido un antes y un después para quienes hemos sido protagonistas y observadores de la realidad que atraviesan los estudiantes chilenos. Una realidad que no se ve por la tele, ni por los diarios, que escapa a cualquier narración, incluso a esta.
Nos costó muchísimo comprender el funcionamiento del sistema educativo chileno, ya que es muy oscuro y a pesar de que los compañeros de las diferentes universidades y liceos nos lo han explicado reiteradas veces de diversas formas, aún nos quedan varias dudas. Esto se debe, creo yo, a nuestra imposibilidad de pensar que una educación de ese estilo se esté desarrollando en ese país. En Chile prácticamente el sistema educativo público no existe. Hay universidades llamadas “Tradicionales” que son privadas con participación estatal, y universidades netamente privadas pero para ingresar a cualquiera de ellas hay que pagar una matrícula más el costo según la carrera, ya que todas tienen un precio distinto. Una de las diferencias principales entre las tradicionales y las privadas es que para ingresar a las primeras se requiere una prueba de ingreso denominada PSU (Prueba de Selección Universitaria) a través de la cual se evalúan contenidos de matemática, historia, ciencias sociales y ciencias (física química biología). Por supuesto que es necesario pagar para poder dar esta prueba. La exigencia es muy alta, y dependiendo del puntaje obtenido es que se puede ingresar a determinadas carreras y no a otras. Compañeros chilenos nos contaban que dada la importancia de esta prueba para los estudiantes y sus familias y las ansias de poder entrar a la universidad a estudiar la carrera que desean y en la cual depositan sus expectativas a futuro, es muy común ver que los resultados obtenidos provocan consecuencias muy poco deseables como estrés, depresión y hasta suicidios.
Por otra parte, como decíamos ya que la prueba de ingreso requiere un nivel muy alto, quienes pueden acceder a la universidades tradicionales son generalmente los que acceden previamente a la formación secundaria privada, mientras que los hijos de los trabajadores que han asistido a los colegios municipales, que brindan según nos contaban una educación decadente, no logran buenos resultados en la PSU y por lo tanto deben endeudarse mucho mas pagando en las universidades privadas que no requieren prueba de ingreso. Los “pobres” van ahí, y reciben una educación totalmente mercantil, que carece de libertad de expresión, son empresas privadas en las cuales todo depende de sus dueños inversores. Allí ni docentes ni estudiantes tienen voz, excepto aquellos que despliegan toda su creatividad para manifestarse exigiendo la gratuidad de la educación, con el riesgo de ser expulsados.
Durante todo este año, se está dando en Chile lo que podríamos llamar un verdadero hito político ya que se ha dado un gran incremento de la conflictividad social por el aumento de las periódicas manifestaciones masivas, pero las que han llamado mucho más la atención han sido las que se han dado en defensa de la educación gratuita para todos. Las tomas (ocupaciones) de diversos centros educativos se extienden desde hace ya más de 5 meses en todo el territorio. Las mismas son llevadas a cabo principalmente por secundarios, universitarios, docentes y trabajadores, pero ellos cuentan con un enorme apoyo popular que sale a las calles colmando avenidas. Esto da cuenta de la importancia de este problema para el pueblo chileno, así como de que la situación que se está dando con la preocupación por la educación es un reflejo de un profundo descontento social en un sentido mucho más amplio, en el cual la educación es consecuencia de ello.
Con respecto al movimiento estudiantil, captó poderosamente nuestra atención la fuerza de los jóvenes secundarios, quienes a pesar de su temprana edad son quienes llevan adelante las movilizaciones más fuertes, no le temen a nada. Una niña de 14 años me dijo “estoy dispuesta a morir por la educación gratuita de mi país”. Son los más intransigentes, no se bajan jamás de la consigna, no están dispuestos a aceptar ninguna propuesta que no sea “Educación Gratuita para Todos” no están dispuestos a asumir falsas soluciones intermedias tal como las propone el gobierno del presidente Piñera (por ejemplo como planteó hace poco: bajar los precios de la matriculas y otorgar más becas. Esto no soluciona nada, mantiene la misma lógica) los secundarios cuidan vivamente la esperanza de que al llegar a la universidad el sistema educativo sea diferente, más justo, digno e igualitario y trabajan por eso día a día. Fue impactante ver que hay en Concepción colegios católicos privados de niñas que están en toma por ellas desde hace ya más de cinco meses.
A partir de las experiencias compartidas en las diferentes universidades en toma, no solo en Concepción, sino también en Santiago y en Valparaíso hemos notado que las facultades se vuelven un lugar político, pero también social, ya que sus puertas se abren a la comunidad a partir de diferentes actividades para toda la familia mostrando que la militancia no se reduce a los ámbitos educativos sino que se apunta a la integración de todos los miembros de la sociedad, a la unión y concientización de toda la población abriendo las puertas de los centros y extendiéndose más allá de ellos. La toma es un lugar de encuentro, de reflexión, de solidaridad y compromiso, un lugar en el que el pueblo se empodera de lo que le pertenece y lo defiende.
El movimiento estudiantil se mantiene continuamente activo todos los días se realizan actividades de diversa índole además de las manifestaciones masivas como marchas y caceroleos, los cuales son multitudinarios, creativos masivos y se realizan durante recorridos extensos a lo largo de toda la ciudad. Participar de estos ámbitos nos ha dejado una infinitud de imágenes imborrables que nos llenan de esperanzas y aprendizajes. Estas movilizaciones son un ejemplo para Latinoamérica. Todo el pueblo está en la calle convencido y dispuesto a todo para lograr que se haga justicia y que el derecho a la educación y la participación sean respetados.
Por otra parte, pero de la mano con lo antedicho, el lucro constante de las universidades privadas se aprovecha del conflicto para atraer nuevos clientes. Este hecho es lamentable pero cierto. Estas casas de estudio ya comenzaron desde hace un tiempo con una fuerte campaña de marketing, para la cual la falta de clases por las tomas y las marchas serian un plus. En Concepción se podían observar carteles de universidades privadas con inscripciones tales como “Si quieres estudiar de verdad y no perder clases postúlate para nuestra universidad”. Está previsto incluso que aumenten la oferta de carreras y los cupos para el 2012, y los diarios anuncian que obtendrán un record histórico de alumnos.
Estos ejemplos nos muestran como la sociedad Chilena está dividida en dos grandes “bandos”. Mientras estudiantes y trabajadores están dispuestos a morir por su causa, otros se disponen a beneficiarse eso para llenar sus arcas. A su vez, el gobierno reprime violentamente las manifestaciones (con balas, gases lacrimógenos, y chorros de agua con componentes químicos, buscando generar miedo y más violencia), permitiendo y garantizando que la educación del pueblo sea mercancía. Este hecho lejos aplacar los movimientos sociales, brinda más argumentos para que la lucha siga hasta las últimas consecuencias.