martes, 8 de noviembre de 2011

El antipoeta chileno: Nicanor Parra.

Nicanor Parra nació en San Fabián de Alico, Chile, en 1914. Muchos de los aspectos de su poesía nacen del medio cultural de su infancia y adolescencia y tienen como escenario los suburbios de la ciudad. Formaba parte de una familia de clase media provinciana que sufría de la precariedad económica y de continuos cambios de vivienda.
En 1932 Nicanor Parra llega a Santiago para terminar sus estudios de enseñanza media en el internado Barroa Arana. Allí también estudian Jorge Millas y Luís Oyarzún, quienes serán grandes escritores. Con ellos forma un grupo de amistad y comparte una misma receptividad cultural. En 1935 comienzan a publicar la Revista Nueva
A medida que explora el horizonte cultural vanguardista, a partir de la lectura de poemas surrealista franceses traducidos, Parra reacciona con simpatía ante determinados lenguajes, estilos y problemáticas. Busca estímulos para orientarse en las coordenadas que le permiten fijar las condiciones de su propia producción. Así, en 1937 publica su primer libro titulado Cancionero sin nombre, que contiene 29 poemas. Entre los rasgos más visibles, se observa en este poemario lo siguiente: incorporación de la métrica del romance, el desarrollo narrativo, uso constante de la personificación y la metáfora y una atmósfera onírica. El modelo habría sido García Lorca en su Romancero gitano. Esto se debe a la afinidad que tenía Parra con la cultura tradicional y popular del romancero.
A fines de la década del 30 y en la del 40, hay un grupo de lectores críticos con respecto a la poesía vanguardista de la época. Se cuestionan el hermetismo de la poesía anterior y se comparte la necesidad de una nueva poesía: una que tenga mayor claridad en cuanto a los contenidos y la forma y que involucre, desde el lenguaje y la temática, al lector de un modo más directo y amplio. Tomás Lago, crítico literario y estudioso de esta tendencia, los denominó los “poetas de la claridad”. Esta oposición de los jóvenes escritores (en los cuales Tomás Lago incluye a Oscar Castro, Hernán Cañas, Nicanor Parra entre otros) a la poética de vanguardia se funda en la voluntad de hacer una poesía de utilidad social. A la vanguardia se le criticaba su oscuridad, subjetivismo y su tendencia a la disgregación y aislamiento.
Los “poetas de la claridad” no estaban comprometidos políticamente con ningún partido político. Como mencionamos anteriormente, García Lorca era la figura ejemplar, ya que recuperaba la poesía tradicional y popular. La necesidad de integración y representatividad social los llevó a tomar distancia de la imagen divulgada del poeta maldito y marginal. Por esto mismo, también se apartaron de las exaltaciones del torremarfilismo. Ellos aspiraban a la unificación del poeta y la comunidad en la comunicación de una representación colectiva de la vida y la realidad.
Diecisiete años después de la publicación de su primer libro, Parra publica el segundo, en 1954, denominado Poemas y Antipoemas, el cual obtiene, al año siguiente, el Premio Municipal de Poesía en Santiago. Con este libro se pone en circulación un nuevo tipo de texto poético, el antipoema, que será posteriormente muy desarrollado.


Nicanor Parra “Carmen Aldunate”


La antipoesía de Nicanor Parra.
Antes de referirnos a la poesía del escritor en cuestión, es importante aclarar que antipoemas han existido siempre. El término designa una reacción poética contra la rutina verbal, las formas inertes del lenguaje y la tipificación del sentimiento.
Ya a fines de la década del 40, Parra logra armar un nuevo sistema poético, el de los antipoemas. Parece ser fundamental, para el proceso de creación, su estadía en Estados Unidos (1943-1945) e Inglaterra (1949-1952). Los antipoemas se inscriben en la experiencia cabal de la modernidad: en la vida y la cultura de los espacios urbanos apreciados en estos dos países. El ritmo acelerado, el cambio tecnológico, los mecanismos de la alienación y reproducción provocaron un fuerte impacto en Nicanor Parra, quien se había criado en una cultura tradicional campesina, integradora y solidaria.
No solamente tuvieron influencia estos viajes, sino también las películas cortas de Chaplin, los documentos surrealistas y las novelas de Kafka que han estimulado y orientado al escritor a la visión crítica del mundo social y cultural de la Modernidad del siglo XX. Encarna de este modo, un descubrimiento de formas artísticas y literarias comprometidas con la problemática de las sociedades, llegando a la fórmula del antipoema.
¿Qué es un antipoema? En primer lugar, el antipoema se llama así porque debe su existencia a un “otro”. Subsiste gracias a la relación dialéctica con el poema. La antipoesía se alimenta del desgaste de la tradición poética; para ello utiliza como mecanismos esenciales la ironía y el prosaísmo. La ironía, cuestiona y desmitifica las experiencias elevadas y el prosaísmo cuestiona el lenguaje lírico. Así, la poesía se escribe como prosa imitando el mecanismo aparente de la narración
Mario Benedetti le realizó una entrevista a Nicanor Parra con motivo de un artículo para la revista Marcha[1] , en ella le efectuó un cuestionario a partir, justamente, del poema de Parra llamado “Test”. El mismo dice así:

“Qué es la antipoesía:
Un temporal en una taza de té?
Una mancha de nieve en una roca?
Un azafate lleno de excrementos humanos c
Como lo cree el padre Salvatierra?
Un espejo que dice la verdad?
Un bofetón al rostro
Del Presidente de la Sociedad de Escritores?
(Dios lo tenga en su santo reino)
Una advertencia a los poetas jóvenes?
Un ataúd a chorro?
Un ataúd a fuerza centrífuga?
Un ataúd a gas de parafina?
Una capilla ardiente sin difunto?
Marque con una cruz
la definición que considere correcta.

La consigna que le propuso Benedetti fue hacer lo que pide el poema, marcar con una cruz las respuestas correctas; a lo que Parra respondió que todas son correctas y que aún “quedan algunas cruces pendientes”. Anteriormente había escrito que: "El antipoema que, a la postre no es otra cosa que el poema tradicional enriquecido con la savia surrealista -surrealismo criollo o como queráis llamarlo- debe aún ser resuelto desde el punto de vista psicológico y social del país y del continente a que pertenecemos para que pueda ser considerado como un verdadero ideal poético. Falta por demostrar que el hijo del matrimonio del día y de la noche, celebrado en el ámbito del antipoema, no es una nueva forma de crepúsculo, sino un nuevo tipo de amanecer poético”[2] .
El antipoema establece una nueva forma de poesía mediante la cual se cuestionan los elementos y valores que están caducos. Es, ante todo, subversivo, pero no militante: no toma partido ideológico sino que es más bien un vigilante acusador de las deformaciones de las ideologías.
El poeta quiere sacar al lector de su enajenación, quiere mostrar sus propias impostaciones (“Lo mejor es hacer el indio/ Yo digo una cosa por otra[3]” ) y la de los otros, para denunciar el carácter opresivo de las sociedades modernas. El antipoema no solo pretende liberar a la poesía de las convenciones del lenguaje, sino descontaminar la vida y la cultura. Es así que la antipoesía tiene una función liberadora en todos los aspectos de lo humano.


[1]Artículo “Nicanor Parra, o el artefacto con laureles” publicado en revista Marcha el 17 de octubre de 1969.
[2]Citado por Pedro Lastra en “Introducción a la poesía de Nicanor Parra”. La cita pertenece a la obra de Parra, Poetas de la claridad.
[3]“Rompecabezas”, Antipoemas de Nicanor Parra.






BIBLIOGRAFÍA:

- Parra, Nicanor: Antipoemas, Ed. Seix Barral, España, 1976.
- www.nicanorparra.uchile.cl:
• Lastra, Pedro: “Introducción a la poesía de Nicanor Parra”.
• Morales, Leonidas: “Poemas y antipoemas”.
“Parra, Nicanor”.
• Revista Marcha: “Nicanor Parra, o el artefacto con laureles” Entrevista realizada por Mario Benedetti.
• Schopf, Federico: “Del Vanguardismo a la antipoesía. Introducción a la antipoesía de Nicanor Parra”.
• Urrutia, María Eugenia: “El antipoema: modelo invertido del poema tradicional”.